Joseph Cáceres

Es mejor no tener "cola que te pisen"

El Villano no bebe refrescos de cola regular, por la cantidad de calorías que contiene la bebida, pues los nutricionistas le han dicho que cuando se va doblando "la curvita", hay que vigilar bien lo que se come y se bebe.
Porque bien lo dice un proverbio, (pienso que árabe), de que "uno cava la tumba con los dientes". Lo que se come tanto beneficia como perjudica.
A lo más que llega El Villano, lean bien, es a la Coca-Cola de dieta, la  "Diet Coke", en español y en inglés.
Y lo hace por tradición y fidelidad de años con el producto, no porque no hayan otros refrescos iguales o con mejor calidad. Pero, tradición es tradición.
Por ello le luce extraño el ataque despiadado de la gente de la Coca-Cola a los de Kola Real, una marca fabricada en el país por una empresa de peruanos que ha calado increíblemente en el mercado, abarcando segmentos de público en los sectores populares y en las provincias, amenazando con sus niveles de venta a la marca líder.
Los de Coca-Cola han contra atacado diciendo que Kola Real no es de buena calidad, y que el gobierno debería quitarles una serie de incentivos que les otorgan, por haber montado su planta en un pueblo fronterizo del país.
Hasta ese punto no se debe llegar. Atacar de ese modo  a quien de repente ha surgido como la competencia en vez de hacerle bien a Coca-Cola le hace mal, porque con ello pone de manifiesto una debilidad, demostrando que la Kola Real, ciertamente le hace mella.
Uno se extraña de que una marca centenaria, el refresco de mayor venta en el mundo, tenga que recurrir a la descalificación franca y pura de una soda  de la que se dice se dirige a un blanco de público que más que nada busca precio y no el prestigio de un nombre.
Hasta los grandes supermercado poseen marcas que comercializan a precios más recudidos dirigidas a un sector de la población.
Lo que sucede con los refrescos es que la "pava ya no pone donde ponía".
Aquí hay marcas, servicios y productos que quisieran estar solos en el mercado, para imponer los precios de venta que les de la gana, como sucedía en los viejos tiempos en que Codetel, no quería que entrara Tricom, para seguir vendiendo el minuto de celular a 10 pesos, 
Cuando entró Tricom, "le dió en la madre", y acabó con el monopolio y la dictadura de precios.