Cuando se vive del lado que da la luna se lleva a veces una vida de alquitrán, adocenado a criterios sobre la vida, tan viejos y ortodoxos que producen pituita.
Es igual que vivir como los ícaros del espectáculo, incapaces de mudar su ignorancia supina y de conocer y disfrutar las corrientes surrealistas del arte, que se encuentran al otro lado de la luna.
Zorro piensa que a veces es mejor vivir al socaire, evocando, entre quimeras, abrevando del realismo mágico.
Convertirse en caminante del tiempo que hace camino al andar, asegurándose siempre una buena cava y una buena cama, añorando un Porshe Carrera o soñando con un Lamborghini Diablo, parqueado frente al Le Petite Palace en el centro de Paris.
Disfrutar de los buenos vinos y de las alcachofas de Jerusalén en el restaurant La Colombe, el mejor de South Africa y uno de los mejores 50 del mundo...o en el Mosaic de Pretoria....o hacer una passeggiata por las calles de Roma para caer en Villa Borghese y comer en el restaurant Da Pancrazio en la Plaza de Biscione.
Conversar con Lady Godiva en su encierro del monasterio de Conventry para purgar sus penas desbordada por las circunstancias.
O talvez libar un café coñac en un bar de música country con piso de aserrín del Village de Nueva York.
Vestir de Hugo Boss, de Giorgio Armany, Tommy Hilfiger, Pierre Cardin, Cristhian Dior, Lacoste, Ralph Laurent, con las fragancias de Burberry de Gucci, o Estée Lauder, Yves Saint Laurent, Givengy, Versage o Dolce & Cabbana, viendo entrar a Barbra Streisand en la suite ejecutiva del Meridien Park Hotel, frente al Central Park.
Entrar en catarsis, en el Nirvada, en una noche de sueños y ensueños, de Martinis y aceitunas, escuchando la música de Paganini, de Joan Sebastian Bach, o caminando por las calles de Viena.
Acompañar con una malteada de vainilla a la chica de Kansas City que huele a Channel No.5.
Es mejor soñar con un vuelo transoseánico hacia el medio oriente, en la primera clase de Emirates Airlines o en los camarotes privados de Singapure Airlines, tratado a cuerpo de rey, para terminar fornicando con una azafata en el baño trasero del avión a 35 mil pies de altura, en el instante en que todos los demás pasajeros duermen, sin percatarse del momento en que se puede observar la aurora boreal.
Salir a cazar fantasmas por los castillos y cementerios de Edimburgo, los rituales de Dublin, desdoblado en el tiempo, mitigando la sed cada segundo, con champagne Petrus Magnum cosecha 94 con puntuación de 92 de Parker, ante la imposibiblidad de encontrar un Petrus 1998 con puntuación de 98, para despertar haciéndole una opa indecente o pellizcando el trasero a una caminante de la calle El Conde que vive en el aparta-hotel Colonial, con un criterio demasiado laxo, que cuando el sol vuelva a nacer, que los efluvios se hayan acabado, terminar ella con un: "Te tengo que decir algo, pero da verguenza decírtelo."
Y tú, por decencia, te quedas con todas las ganas de responderle: "Pues si te da verguenza, no me lo digas", anticipándote al "palo financiero", que ineludible e inevitablemente viene, porque viene.
Asi es,y luego de tan despampantes sueños muchos terminaran en su cocina,preparandose con toda la discrecion del mundo:Un abundante y suculento plato de "de camarones plasticos=coditos".Miraran al cielo,abriran los brazos y exclamaran:"QUE JODIENDA...PERO ME ENCANTA ESTA VAINA".
ResponderEliminarYo no se uds., pero, a mi lo k me gusta es masturbarme para prevenir la impotencia ejercitando el musculo de la biscet inferior el cual es el pene.
ResponderEliminar