Joseph Cáceres

DESDE NEW YORK

Saludos Joseph, 

Mi nombre es Elizabeth Betances, estudiante de Comunicación Social en el Instituto Dominicano de Periodismo a inicio de los años 70 donde usted impartía clases de actuación a un selecto grupo de alumnos, entre los que me encontraba yo y Eunice Lluberes, una gran amiga suya.

No se si me recuerda, pero el motivo de esta carta es felicitarle por haber arribado a los 40 años de labor como periodista de espectáculos manteniéndose en una posición de mucho respeto, algo por lo cual se le brindan reconocimientos, como han sido los programas especiales del señor Ramón Pastrano y el Super Revista del señor Domingo Bautista.

Es usted un gran orgullo nuestro, señor Cáceres, y se lo digo a mi esposo y a mis hijos cuando hablo de usted en mi casa.

Me molesta cuando veo que se dicen cosas como tratando de desmeritarlo teniendo usted una trayectoria de un periodismo tan diáfano, muy consecuente con las causas justas y nobles.

Felicitaciones de corazón y le deseo que siga teniendo mucho éxito.

Lic. Elizabeth Betances

New York.

RESPUESTA

Gracias amiga Elizabeth. Claro que te recuerdo en aquellos años, antes de que decidieras ir a residir a la ciudad de Nueva York, donde luego te vi trabajando en la oficina de José Tejeda en el Bronx.

A propósito de lo que  señalas de que se dicen cosas tratando de desmeritarnos, te diré algo que tanto tú como los demás lectores sería bueno que tuvieran en cuenta para entender ciertas cosas.

Para nadie es un secreto que el arte popular y el negocio del entretenimiento forman parte de las actividades contaminadas por el narcotráfico y el lavado.

Lo de Jimmy Bauer y Martha Heredia es apenas el iceberg de lo que subyace en el fondo o detrás de las apariencias.

Si aquí se cualificara y dijera lo que hay detrás de ciertas estructuras se caerían muchos altares, paredes y edificios enteros. Y es que no hay que ser muy informado para darse cuenta de que detrás de algunos programas de televisión, de la filmación de películas, espectáculos artísticos multitudinarios, empresarios del espectáculo, establecimientos de diversión, restaurantes, periodistas que fungen como bocinas, oficinas de abogados, orquestas y ciertos cantantes urbanos, se mueve un dinero contaminado.

Hablar de eso es un pecado. Muy pocos son los que se atreven a tocar ese tema, al que se le huye como el diablo a la cruz, exceptuando al sociólogo Cholo Brenes, quien ha sido coherente en su denuncia al negocio de los narcotraficantes en el arte, algo por lo cual lo han querido estigmatizar, lapidar  y crucificar.

Quien se oponga a esas practicas malsanas tiene que pagar un precio.

En cuanto a los ataques que se nos hacen, no sé si será coincidencia, pero hemos detectado mediante rastreos electrónicos que hay una campaña manejada por el entorno de la llamada Materialista la cual se   articula a través de las redes sociales y que se reproducen en programas de televisión. Ella sabrá por qué lo hace. Sus razones debe tener, al igual que la gente que la maneja desde España. Eso se está investigando.

Lo que si te puedo asegurar es que nadie nos va a poner una mordaza  para impedir nuestra denuncia en contra del lavado y  el tráfico de estupefacientes en el arte con artistas que como se ha podido ver, sirven de "mulas".