Si la bachata enciende pasiones y pone un toque mágico con su lírica de amor y desamor, no menos lo provoca el vallenato colombiano, cuyos nutrientes han servido para alimentar el merengue, la salsa y la misma bachata.
Y al igual que la bachata, al principio, a la gente de Valledupar no le gusta el vallenato, sobre el cual existía una connotación despectiva. Ello aparte de que el vallenato es original de la costa caribeña de Colombia, con lo cual se manifiesta otra coincidencia con nuestro ritmo.
La música tropical en gran medida ha abrevado del vallenato, género que aprendimos a querer en la época de oro de los carnavales de Barranquilla, en los años 80, en la carpa La Saporrita del capitán Bisbal, con Aguardiente Cristal y el Ron Viejo de Caldas.
Los juntes con Esther Forero, el Binomio de Oro, Diómedes Díaz, Leandro Díaz, Alejo Durán, Rafael Escalona.
El sábado murió Leandro Díaz, una leyenda de la música vallenata, autor de clásicos como "La Diosa Coronada" y "Matilde Lina", este último versionado por Johnny Ventura en los años 70.
Leandro, compositor y ciego de nacimiento, a pesar de carecer de visión tuvo una prolífica actividad, componiendo más de 350 canciones.
Desde aquí lamentamos su fallecimiento.
Se ha extinguido una fuente de acopio de fructiferas y creativas ideas para el vallenato y los demás géneros que tradicionalmente se han recostado del mismo para buscar presencia y vigencia en el mercado musical.
En paz descanse Leandro Díaz.
lunes, 24 de junio de 2013
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