Joseph Cáceres

LA FIERA, LA MISMA FIERA...

Trabajar con Yaqui Núñez nos produjo enseñanzas de esas que no se obtienen en las escuelas.
Por ello me considero un privilegiado, tomando en cuenta que en tiempos actuales de tanta individualidad, mecanización y egoismo, nadie ayuda ni aporta nada al otro.
Como también se da el caso a la contraria, en que productos artificiales del momento, sin formación, valoración ni identidad, erigidos en figuras, desdeñan la sabiduria y la experiencia de sus antecesores, huyendo de todo lo que huela a pasado, aunque este haya sido brillante, enriquecedor  y extraordinario.
Es por ello que tantas nuevas figuras se diluyen y se queman tan rápido, sin dejar siquiera un rastro de cenizas para analizar su composición. Aunque, después  de todo, no hay que investigar mucho para darse cuenta de que están hechos de "papel sintético",  por suerte biodegradable.
Pero bien, nuestro interés no es detenernos en "figurillas de papel y cartón", que deben mantenerse lejos del fuego, pero que tampoco resisten una lluvia  sin "desfondarse", dada su frágil condición.  
¡Y gente que se "desfonda" es lo que más tenemos hoy en el medio!
Con Yaqui estuvimos en El Show del Mediodia en su canal original Radiotelevisión Dominicana a mediados de los años 70.
Luego en Color Visión, y más tarde en la conducción y co-producción de "Enhorabuena" otra vez en el 4.
Yaqui  en ese tiempo era un estudioso de la sicología del dominicano,  al que  analizaba a partir de un conocimiento del comportamiento social, con rangos sociológicos establecidos y definidos que le permitían crear fabulosas campañas publicitarias, como aquella de ¡mira como viene esa guagua!
Pero también de la maldad imperante en el medio, el egoismo, la proclividad al chisme barato, la malediciencia, la puñalada trapera, la facilidad para ensuciar reputaciones, el invento, la falasia, el rumor, el infundio, la trampa, y  todos aquellos vicios que parecen signados por un designio maldito que al parecer nos viene en los genes, tal vez extrapolados por nuestra  mezcla de culturas y de razas.
No nos demos "pellizquitos piadosos",  ni juguemos a "la mentirita", la verdad hay que decirla. ¡No hay gente más chismosa y bochinchera que un dominicano!.
Y eso se advierte dondequiera...
A los chinos, mexicanos, centroamericanos y suramericanos, usted los ve a todos metidos en un "bulding", y raramente escucha un bochinche, un pleito,  una bulla con un equipo de música rompiendo las paredes. Nunca una discusión porque Mañoño llegó borracho y Ñeñenga de maldad no le hizo cena.
Ni el edificio entero estará pendiente de que Clotilde le está pegando los cuernos a  Conrado con el bodeguero... que Susana "se la da mucho", pero coge cupones, esa sucia... ni que "Songo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé, Bernabé le pegó a Muchilanga, le echó a Burundanga le hincan los pies..."
Lo último que hacen algunos dominicanos que viven en la comunidad de un mismo edificio de apartamentos, es que de noche pegan el oido de la pared que da al dormitorio del vecino, para escuchar los grititos de la mujer cuando le están dando su "dosis de cariño", donde casi nunca falta la invocación a los santos, como aquella de ¡Ay Virgen Virgen de la Altagracia esto si es grande!. 
Están atentos hasta del pedo que "se tiró" el vecino en un momento de desahogo o cuando "entre peña y peña, periquito sueña".
Yaqui en pleno apogeo de su carrera en la comunicación fue una victima de la envidia y la malediciencia, sin que propiamente se metiera con nadie.
Y eso, que no era la época de la basura cibernética, ni de los seres andróginos que hoy día prostituyen la comunicación.
Acuñó frases que se hicieron célebres, como aquella de que en el medio se podía ser victima de los "francotiradores de la envidia", o la que hablaba de "los derrotados del triunfo ajeno".
Es un compendio de sabiduría que no solo se expresaba en Cultura con Sabrosura o Las Paredes Hablan.
Su consejo más provechoso para Zorro fue la ocasión en que en la publicitaria Retho, de la cual fue creativo, (que manejaba las cuentas de nuestros principales patrocinadores en Arte Nacional den Radio, Bermúdez y Montecarlo), nos llamó aparte y nos dijo:
"Joseph, es mejor que la gente te respete, y no que te tengan miedo".
Se refería a aquel Joseph Cáceres implacable,  contestario en extremo, y a veces tremendista, que "se comía una muñeca y defecaba un velocípedo" y se montaba en él para jugar como si nada.
La madurez, y el tiempo, nos permite ahora vernos desde fuera en una mirada retrospectiva
Ver al "león"....  a "la fiera", la misma "fiera"... la temida fiera periodística de los años 70 que a partir de ese consejo decidió convertirse mejor en Zorro.
El Zorro, el mismo Zorro...