El tiro en la recámara
Transcurrió abril, mes en que se cumple cada año un aniversario de la Revolución de Abril de 1965, que algunos tratan de recordar y otros de olvidar.En nuestro caso, como se habrán dado cuenta, no tenemos fecha en el calendario para evocar y recordar la gran gesta, la más importante del siglo pasado, pese a que algunos prefieran abrevar del jarabe para el olvido.
Algunos se preguntarán, ¿por qué Zorro insiste tanto en las imágenes de la guerra de Abril de 1965, si hoy día ese acontecimiento ocupa un lugar lejano en el interés de la juventud y de la gente de nuestro tiempo?.
Hay razones y motivos muy particulares, además del fervor patriótico.
Era apenas un adolescente, pero para mí fue una experiencia, de esas que marcan, y te dejan huellas imborrables, que con el tiempo contribuyen a definir tu carácter, forjado al crisol de luchas que templan, que te enseñan discernir entre el bien y el mal, bajo el ruido ensordecedor de los bombardeos, las ametralladoras, las balas trazadoras de los P-51 que pasan zumbando, que te permiten ver la muerte de cerca de los que caen, por encima de lo cual se erige el honor, la gallardía y el coraje de los que no se redimen y afrontan cualquier consecuencia, sin importarle el sufrimiento y el suplicio propio.
En la revolución de abril de 1965 se inició nuestra vocación por la comunicación y por el arte, imbuido por ideas revolucionarias, desde la instalación de una modesta y artesanal emisora de radio, con un transmisor artesanal, construído por un técnico de Rahintel, con el que ya contamos en una anécdota, alcanzábamos cuatro cuadras de la vecindad en el Barrio Mejoramiento Social, llevando "música popular variada", en tiempos en que todas las estaciones regulares estaban silenciadas, y nuestra única competencia eran la Radio Santo Domingo Constitucionalista (con los equipos de Radio HIZ), Radio San Isidro (que no era otra que la estación de Paco Escribano en Villa Duarte), La Voz de la OEA (con los equipos de HIN) y la emisora que los soldados norteamericanos operaban desde las instalaciones de Radio Universal en el hotel Jaragua.
Aprendí y me inicié en la radio con lo que se puede considerar "un invento", emitiendo en los 1,500 Kcs., teniendo como handicap la interferencia de La Voz de la OEA, cuyos transmisores y antena estaban en el mismo sector del Bameso. Los cinco kilos de potencia de La Voz de la OEA nos empujaba y sacaba de frecuencia nuestra pequeña emisora de apenas diez vatios que transmitía con la antena de un carro en el techo.
Dígame usted si en circunstancias como esa, no se aprende y se adquiere experiencia.
En Santiago todo seguía igual, y con la ausencia de las demás emisoras de la capital fuera del aire, era posible sintonizar aquí a Radio Santiago, con su programa de música moderna a cargo de José Augusto Thomen y Jaime Nelson Rodríguez, mientras desde Puerto Rico escuchábanos a Radio el Mundo (WKAQ), que desde la azotea del edifico del periódico El Mundo transmitía un programa de humor de Machuchal al mediodía.
Ya habíamos sido testigos de primera fila, de como un comando de las fuerzas contra revolucionarias de San Isidro, volaron con explosivos plásticos la antena y el transmisor de HIZ ubicados a pocas cuadras de nuestra residencia en María Auxiliadora, desde donde transmitían los constitucionalistas, destruyendo el local hasta en sus cimientos.
Los bombardeos de los aviones de la Base Aérea de San Isidro a la antena de Radio Santo Domingo en Villas Agrícolas, con mortíferas cargas que provocan en escenas dantescas que muchos solo han visto en películas de guerra.
Los denominados "abejones" ruidosos, con los que los norteamericanos procuraban interferir las señales de los constitucionalistas, refugiados en Ciudad Nueva, emitiendo desde el Edificio Copello.
La gran nación del Norte empleando todos los recursos tecnológicos, para que el pueblo no pudiera escuchar las voces de los locutores que luchaban en pro del retorno a la constitucionalidad.
Es muy fácil hacer radio ahora, con el "que lo qué", "móntame", "mueveme esas chapas"y "dime mi pana", sin haber jugado al "al zun zun de la calavera, el que mira pa´irá le doy una pela".
Cuando se viene de ahí es imposible evitar que el gatillo se mantenga en posición de ráfaga y guardar aunque sea un tiro en la recámara.
Uno nunca sabe...
Joseph yo te Secundo en este análisis radial.que tu a hace.recuerdo que difícil era hacer radio en esos momentos tan duro que estaba viviendo el pueblo dominicano.....La voz de la libertad...era una pequeña estación de radio cívica.que transmitía desde el mercado.en san francisco de macoris
ResponderEliminarEs verdad que este acontecimiento nos marcó para siempre. Yo tambien vivia en el Barrio Mejoramiento Social. Calle Samaná #78. Tenía 8 años y cada vez que los aviones tiraban bombas y bengalas, era aterrador. El Zorro siempre se paraba debajo de un arbol que habia en la acera de mi casa a coger un fresquito y despues seguia rumbo a Maria Auxiliadora. Me acuerdo del Club Tito Marte que vino despues de la Revolucion en nuestra cuadra. Ojala el Zorro nos comente un poco de ese club.
ResponderEliminarJe, je, je, anónimo 13:30, ta' buena esa...Tienes buena memoria. No recordaba ese árbol donde tú dices me paraba a coger fresco, pero a lo mejor era haciendo esquina a alguna de las muchachas del Bameso, que habían muy bonitas, no contamidas como ahora que tienen "licencia para matar" y poner ganchos....Vivía en María Auxiliadora, donde crecí, pero iba siempre al Mejoramiento Social donde Victor Polanco Montero y sus hermanos que junto al poeta, político y escritor Tony Raful formamos el Club Rebelde, y luego de la revolución el Círculo de Estudios Literarios César Nicolás Penson/ Gracias por recordarme lo del árbol...Mi árbol y yo.
ResponderEliminarYa entiendo porque habla tan bien de Pastrano el zorro, pues este tambien se crio en Maria Auxiliadora. quizas el zorro era parte de un grupito que veia mucho conversando en la esquina de la manuela diez con saltitopa.
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