Joseph Cáceres

La magia de los eventos multitudinarios para muchos no tiene explicación. El fenómeno de las corrientes de público que se crean en torno a figuras y espectáculos que la gente disfruta soportando todas las incomodidades que cualquiera se puede imagina. Y lo cierto es que hay que ser muy guapo para a ir a un espectáculo artístico o deportivo multitudinario, a coger empujones, pisotones, a soportar  olores desagradables, acentuados con el calor, donde para refrescar a los que tienen la suerte de estar delante, les echan agua con una manguera, lo que es recibido como una bendición. Y muchos felices de que los laven como si fuera un carro,  o colocados en un lugar tan distante que no se ve nada. Apenas se escucha o se puede ver algo de lo que está sucediendo en la pantalla gigante, dependiendo de su tamaño, porque a veces ponen unas tan pequeñas que más bien parecen de adorno. Pero la gente paga taquilla para eso...muchas veces el doble o el triple de su valor cuando la compra en el mercado negro. Claro está que dependiendo del evento que sea o del artista que se esté presentando. Porque los que acuden a esos eventos tampoco es "a lo loco" como se pudiera pensar. Hay artistas que usted los anuncia en el estadio y regala las taquillas, y la gente no va. Tan sencillo como eso...