Más sobre intención de la CNEPR
Por Luis Fernández
Luis Fernández |
En este mismo periódico digital que dirige exitosa y pluralmente Joseph Cáceres, se discute nueva vez sobre la necesidad de que todo el que hable por radio o televisión tenga la debida autorización del órgano regulador oficial.
La vieja durmiente que es la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía (CNEPR) acaba de volver a decir que exigirá el carnet a todo el que hable con regularidad en los medios de comunicación del país.
Y de inmediato la Fundación Justicia y Transparencia que preside Trajano Potentini se opone a ello, alegando que eso sería un atentado contra nuestra Constitución y las leyes que abogan por las libertades públicas, de expresión y de trabajo.
El titular de Amucaba, Armando Olivero, expuso de inmediato su apoyo a la CNEPP por entender que no es posible que todo el mundo pueda hablar- y vivir- del micrófono sin tener la preparación adecuada para ello y cumplir con reglamentos legales vigentes.
Cáceres también opinó y sentenció que “la Comisión está atrapada”. Y es verdad. Está como la arepa, candela por arriba y candela por abajo. Si no trabaja ni se menciona en nada la critican. Si hace algo para hacer valer normas la critican. Si no hace ninguna de las dos cosas también la critican.
Pero bueno, vamos al caso otra vez.
Nosotros estamos de acuerdo con que se regule el uso del micrófono, porque no es lo mismo que alguien llame a un programa o sea invitado y diga todo lo que le parezca a que lo haga uno diariamente, semanal o quincenalmente.
Los ejemplos sobran: nadie debe conducir un vehículo sin una licencia o carnet que permita saber que aprendió a manejar y a conocer las leyes específicas de esta materia que exige el orden público. O la de que un médico requiere de un aprendizaje y exequátur para ejercer tan difícil profesión. O que un piloto de avión debe primero recibir enseñanza durante tantas horas y días para recibir el permiso de volar.
O que un maestro debe tener formación, ética, moral y una serie de cualidades para poder enseñar a niños, jóvenes o adultos. Es decir, tener cabal concepto de la deontología, de la ética.
Lo mismo pasa con el comunicador, aquí y donde quiera. No todo el mundo puede ser periodista, articulista, editorialista o comunicador pagado si no cuenta con una preparación mínima.
Pero claro, hay medios y personas que “contratan” a personas sin la debida formación universitaria o práctica para no tener que pagarle gran cosa. O para insinuarle que “se busque lo suyo” de otra manera, payolendo. Lo mismo que hacen algunos de nuestros empresarios o industriales con los pobres haitianos.
¿Qué hacer ante disyuntiva? Regirnos por las leyes, disposiciones, normas y sentencias que puedan existir.
Pero además sería muy positivo que con esa premisa por delante, los responsables de usar un medio de comunicación pusieran mucho de sí al momento de hacer comentarios, críticas u orientaciones al público receptor.
Porque lo cierto es que todo ser humano requiere de libertad para vivir en civilización. Todo el mundo debe tener derecho sin restricciones a expresar, escribir o escuchar lo que quiera, sobre el tema que desee, cuando mejor le plazca.
Ahora bien, no es lo mismo escuchar a un profesional del micrófono como Osvaldo Cepeda (por demás abogado, licenciado en varias lenguas y un erudito e historiador), que a un tipo que se cree un genio y un ente importante para mentarle la madre a todo el mundo. O para acabar con el gobierno y sus funcionarios o para pedir que las masas se rebelen y lo derroquen. No es lo mismo.
El primero sabe que debe respetar normas, reglas, disposiciones, leyes. El segundo desconoce eso y por ello no respeta nada ni a nadie, aunque existan actualmente en nuestras ondas hertzianas personas con sapiencia que botan improperios y dardos venenosos como si fueran regalos para sus madres.
Para concluir por hoy, invito a los lectores a buscar en El País de España del pasado día 10 de enero un tremendo y juicioso artículo de Víctor Lapuente que ilustra mucho sobre el tema.
Lapuente afirma que más que leyes y disposiciones, en un comunicador debe existir el juicio sano, prudente y correcto para actuar sin necesidad de luego tener que ir a tribunales para que jueces sin conocimiento especializado del tema sean los que tomen las decisiones finales.
Y cito el último aunque largo párrafo de ese articulista español porque me parece muy de lugar: “desgraciadamente, no hay ningún país con una gestión modélica: la autoregulación de la prensa presenta lagunas tanto en los países anglosajones como en los nórdicos. Pero las dos últimas alternativas sobre la mesa-la desregulación total o la regulación estatal- son todavía peores. En una situación de riesgo, los Charlies Hebdos del mundo no deberían sentirse ni completamente solos ni bajo la tutela del Estado, sino arropados, pero también vigilados, por sus colegas”.
Potentini no debe asumir el papel de desconocer o irrespetar normas y leyes cuando es uno de los más apreciados dominicanos en la defensa del país ante la crisis haitiana y el respeto a nuestra Constitución, Sentencias y leyes sobre migración.
Pero como dijo El Zorro “la Comisión de Espectáculos está atrapada” y es muy posible que el relajo continúe por los siglos de los siglos. Y amén.
xxx
Muy buen artículo de Luis Fernández, Considero que una persona con un título universitario de doctorado, licenciatura o ingeniería (en derecho, medicina, contabilidad, informática, economía, Construcción) son personas con calidad para hablar en un medio de comunicación. Los que no, deben tener un carnet. RB
ResponderEliminarQue buen articulo. Pero es Luis Fernandez, un periodista muy capacitado y probado en El Nacional y La Noticia.
ResponderEliminarOtro escrito documentado y explicativo, excelente. Y es que en cualquier país civilizado hasta para vender comida se necesita tener un carnet que indique que sabes manejar alimentos y no tienes enfermedades contagiosas.
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