No se rindan, pero...

¡Nos tienen rodeados!

Aquí somos tan creídos, que tomamos como una verdad el anuncio aquel del ron Barceló que decía que "los dominicanos somos buenos todos".
También somos muy patriotas, pues cada vez que hace falta expresar la dominicandad, lo hacemos  enseñando una banderita, y la fe la expresamos con un santo , persignándonos, o dándonos un golpe en el pecho para pedir clemencia y misericordia.
Cierto es que no se puede negar que hay muchos dominicanos buenos, pero caramba. Se pasan a veces con esa visión globalizada de bondad, como si quisieran que uno creyendo en ello bajara la guardia, con tantos ladrones de a pie y de cuello y corbata, en uno de  los países más corruptos del hemisferio.

Cuántas veces no hemos escuchado la expresión de "ese señor es tan bueno, que hasta evangélico es", cuando la religión  para muchos no es más que la máscara para encubrir a un  "vividor" o hedonista, sin contar la pedofilia sacerdotal.

Y el pastor cuando llega de viaje metiendo mercancías de contrabando,  sin pagar impuestos, porque se trata de bienes para la obra del Señor. ¡Aleluya!.

Se nos quiere inculcar desde la misma religión que la pobreza, aún extrema, es una expresión de virtu. Todo en el fondo para que el pobre nunca aspire a mejorar su suerte y se conforme con su realidad, por aquello de que "más fácil entra un pobre por el ojo de una aguja que un rico al cielo".

Hay gente en la calle que glorifica hasta al que anda a  pie, cuando dicen: "Ese señor es tan bueno y tan serio, que ni carro tiene", como si terner un vehículo de transporte aunque sea utilitario fuera algo pecaminoso en el país de las chatarras andantes.

(Cuba tiene vehículos de los años 50 hermosos y bien cuidados, y aquí andan unos carros con 8 años de uso que tienen más remiendos que el pantalón del loco al que le decían El Maco Penpén).

Pero además, ¿por qué exaltar  a los que por razón de su situación económica no ha podido adquirir un transporte, y condenar a tanta gente que en base de mucho esfuerzo y sacrificio han podido dar el brinco a las cuatro ruedas, como si ello fuera insano y un pecado?.

Vivimos un país tan bueno, pero tan bueno, que se da el lujo de contar con un servicio policial donde a cada momento hay que votar dotaciones enteras, y en todo acto delictivo están ligados aquellos a los que les pagamos para que nos protejan del crimen.

Digame usted, donde no se pueda creer en santos, ni en iglesias, que con la pobreza se pretende justificar la delincuencia, y quienes están para imponer el orden nos inducen al desorden y son más peligrosos que los mismos delincuentes...¿qué se puede hacer, qué hacemos?. ¿Rezar?.

Porque una cosa si es cierta: ¡Estamos rodeados!.¡Nos tienen rodeados!

No sabe uno si rendirse, y salir con las manos en alto, ante el enemigo...que somos nosotros mismos los dominicanos.