El arte de mover el trasero...

El "perreo" ha desinhibido a la mujer dominicana

En otros tiempos,  cuando la  muchacha del barrio se sentaba mal o por un descuido enseñaba sus prendas íntimas, duraba hasta una semana sin dejarse ver de nadie, "muerta de la verguenza".
El barrio entero lo sabía, Y todavía una semana después cuando la muchacha salía al colmado, los tigueres en la esquina comentaban: "Mirala ahí...a la que se le vieron los panties".
Ese prurito moralista se perdió hace tiempo.
Usted solo tiene que estar cerca de las tarimas de los espectáculos donde se presentan combos y exponentes urbanos para ver blomers de todos los colores y traseros de todos los tamaños, con "el perreo" que bailan las muchachas que suben a la tarima a hacer sus exhibiciones en medio de las actuaciones de los artistas, como parte de sus rutinas de animaciones que esos tienen montadas.
Sobre ahora que están "las chapas que vibran". ¡Ofrézcome!.
Un cristiano evangélico que andaba con una biblia y que estaba viendo el show salió despavorido del frente de la tarima pidiendo que "el señor las reprenda", cuando una muchacha "perreaba" y a "vibraba las chapas".
Y es que la muchachas, hasta las de los pueblos más lejanos, hace tiempo que soltaron en banda el prigilio de la mujer provinciana de otras épocas.
Lo enseñan todo, sin ningún pudor ni verguenza.
Ya lo que se discute no es quien baila mejor, sino la que se mueve y enseña más.
Para ellas es un deleite enseñar "el Callejón de Regina", "la Puerta del Conde",  "la Avenida del Puerto", "la Puerta de la Misericordia",  "la Iglesia de Santa Barbara. con todo y campanario", "el Alcázar de Colón", "la Calle el Conde" con todo y Radhy Miranda, "la Fortaleza Ozama", y hasta la Cafetera con todos sus poetas locos... dígame usted. 
¡Qué puede hacer la gente después de ver tantas cosas, virgen santa!
 ¡Convertirse en guías turísticos!. No hay de otra....