No quieren saber nada de "El violinista en el tejado" de la calle El Conde...

La nueva versión de “El Violín de Yanko”

El que se ha paseado por las calles  o el metro de Paris, de Londres, Nueva York, ciudad México  es imposible que  no se haya encontrado con músicos callejeros que deleitan a los transeuntes, a las cuales la gente le hace contribuciones, echándole monedas en un sombrero.
Muchos de ellos profesionales, en capacidad de ser concertistas de una sinfónica, como se ha comprobado, pero  que han preferido vivir libres, sin compromisos ni ataduras y hacen más dinero de ese modo que estar empleado a sueldo.
Aquí, para n o irnos muy lejos,  hay guireros de combos que gana más que músicos de la Sinfónica, de esos que han estudiados por largos años en el Conservatorio de Música y en Academias por solo citar un caso cercano.
Y la Sinfónica tiene áreas tan especializadas que  no hay quien toque algunos instrumentos, y han tenido que contratar músicos europeos, que les va mejor viniendo a trabajar y a vivir aquí, que allá. ¡Qué paradoja!
En Ciudad México la Plaza Garibaldi es famosa por los mariachis que “se la buscan” tocándole a los turistas que pasan por la misma. Tienen hasta una sociedad que los representa…
En nuestro país teníamos en los años 70 y 80  su equivalente, con los grupos de perico ripiao que tocaban en  cualquier esquina del malecón, aparte de trios que recorrían las calzadas, cantantes como El Sandro Dominicano, El Trovador Errante, El Hombre de Goma que hacía su show caminando sobre una cuerda, los malabaristas que se echaban gasolina en la boca y lanzaban llamas, los shows de los enanos, el pequeño Nelson, que era El Hombre Mas Pequeño del Mundo.
Era una verdadera vía turística y de entretenimiento…aunque los dueños de algunos restaurante se quejaba, porque decían que los cantantes callejeros molestaban a los clientes que estaban en las terrazas.
Recuerdo que el Rincón Argentino el dueño le pagaba a los tríos para que se mantuvieran  lejos y no se acercaran por la calzada.
Es más, cuando la gente tenía fiestas o encuentros sociales en su casa, sólo tenía que ir al malecón y se llevaba a un grupo de perico ripiao para que le amenizara. Con diez pesos, algo de comida y un pote de ron se les pagaba y tocaban toda la noche.
Todo eso desapareció con el tiempo..
Los grupos de música callejera volvieron a aparecer con dos tríos a los cuales el Ministerio de Turismo les pagaba para que amenizaran en las calles y en los restaurantes de la zona colonial, pero ese capítulo al parecer se quitó.
La música, que es el alma de los pueblos, a nivel espontáneo practicamente ha desaparecido de las calles, y ahora se considera que molesta y no es bien recibida.
Ello a propósito de  lo sucedido al joven Abraham Israel Reyes, quien se dedica a deleitar con su violín a los transeuntes de la calle El Conde cercana al parque Colón, a quien un policía municipal le incautó el violín alegando que "hacía bulla".
¿A quien pertenece la Policía Municipal?. A la sindicatura del Distrito, cuyo jefe es Roberto Salcedo, el mismo que  desmanteló el Coro y el Teatro Municipal, quitándole el trabajo al grupo de artistas que lo integraban.
El caso es que con el abuso que se cometió contra el joven violinista se formó un movimiento de solidaridad a través de las redes sociales. No en la prensa formal, sino en las redes...
Y dieron la cara mucha gente que no pensábamos estarían atentos a desmanes como el señalado.
En primer lugar el Ministro de Cultura, José Antonio Rodríguez, quien hizo que le devolvieran el violín y que se amonestara al agente Municipal. 
Pero también Jorge Minaya, Ministro de la Juventud; Luis Abinader, del PRM; Hugo Beras del PRD; Camilo Rijo Fulcar, Leyla Mejía, A lo Fokemusic,  según refiere Juan Carlos Jiménez quien escribió sobre el caso.
De todas maneras,  no deja de ser chocante el hecho de que mientas los buhoneros haitianos invaden la calle el Conde, y los vagos molestan a los turistas, para la Policía Municipal los únicos que hacen bulla son los músicos.
¡Vaya usted a ver!. 
Así se manejan los policías municipales, a los cuales no sería ocioso poner bajo la lupa.
Si sus tíos, de la Policía Nacional, no salen de una, ¡maña fuera que no estuvieran ellos de algún modo contaminados!.