LECTURAS SABATINAS

San Cristobal debería ser el pulmón de la capital

San Cristobal  cuenta con una historia, tradiciones y atractivos naturales que  le confieren singularidad.
Hubo una época, en los años 70 y 80, en que ofertaba parte de la diversión nocturna que obligaba a los capitalinos a viajar hacia la ciudad, cuando aún no estaba construida la autopista 6 de noviembre, y el viaje por la carretera Sánchez, aunque relativamente corto, se hacía tortuoso, peligroso, sobre todo con los camiones de carga que había que evitar e  ir vadeando.
La monumentalidad de la ciudad, heredada desde los tiempos del tirano Trujillo, se evidenciaba desde la misma entrada, su paseo por la Avenida Constitución, su iglesia, y otas edificaciones importantes, entre ellas las casas del Benefactor, antes de que el huracán las dañara y que se robaran lo poco que allí quedaba.
La gente rumbera de la capital se desplaza a San Cristobal los fines de semana, a los bailes de discotecas como  Mondi Disco, Luiggis, los pasadía en la Piscina del Hotel San Cristobal, como también a los de Campo Verde, en la época en que lo regenteaba El Sonido Original de Anthony Rios, Luisito Martú y Cuso Cuevas,  con aquel su famoso plato de moro de guandules y chivo picante.
Ir a San Cristobal era un deleite, con su parada a comer pasteles en hoja de doña Chichita, las subidas a sus lomas con una gran cantidad de casas campestres y una vista maravillosa a la ciudad y a la presa de Valdesia, siendo un pueblo que tiene tanta agua, que es el que suple  los acueductos de la capital.

Eran verdaderas caravanas las que se organizaban para ir a bailar  en los pasadía de los domingos con Johnny Ventura en la Piscina.
Como también los masivos bailes en el balneario La Toma.
Todo ese atractivo que obligaba a la gente de la capital a ir a San Cristobal se ha perdido, y ahora no encuentra uno nada qué ver ni qué buscar en San Cristobal, una ciudad que pudo haber tenido una corriente permanente de turistas visitando la Casa de Caoba de Trujillo, si se le hubiese convertido en un museo y  no se hubieran robado los trajes, las vajillas con hilos de oro, los muebles, los trajes del dictador y una limosina que un arquitecto se llevó dizque para "restaurarla", y ahora se le ve en los desfiles de autos clásicos de aficionados, sin que nadie se haya preocupado por rescatarla y de quitársela al avivato que se apropió de ella siendo un bien público.

Hubiese tenido San Cristobal miles de visitantes de todas partes  interesados en conocer la casa de uno de los dictadores más famosas del hemisferio, de cuya movilidad económica se hubiera estado beneficiando la población.
Lo mismo de la Casa del Cerro, la vivienda que ordenó Trujillo y que nunca habitó. La Hacienda Fundación, de donde se robaron hasta las plastas de las vacas creyendo que eran de oro.
La iglesia donde originalmente lo enterraron... 
En fin, le estuvieran sacando provecho a la fama de un dictador que tanto exprimió y se benefició del pueblo dominicano. 
Justo es que, por lo menos, luego de muerto le devuelva algo a su pueblo, que al margen de todo, y hay que decirlo, vivió su mayor época de esplendor, cuando operaba allí la Fábrica de Vidrio (FAVIDRIO)  y la Armería, donde se fabrican las famosas Carabinas San Cristobal, de dos gatillos, y el revólver San Cristobal que usaban los policías criollos. y que se exportaban también para la policía haitiana.

Con algo más de iniciativa, San Cristobal pudiera rescatar el balneario  la Toma, convirtiéndolo en un lugar verdaderamente turístico, lo que también representaría un  atractivo  para mover gente.
Readecuar la playa de Najayo, y a la par de todo ello, realizar un plan de promoción, por parte de la alcaldía y la gobernación, procurando que los turistas que llegan a la capital, tuvieran como segundo destino a San Cristobal.
Lamentablemente esta ciudad, pese  a que  le construyeron una vía expresa,  como la Autopista 6 de Noviembre, lo que ha hecho es atrasarse más, y estar cada vez más olvidada.
Los políticos solo reparan en esta provincia, la más grande de todas, cuando hay campaña electoral.
Ahí si aparecen ellos prometiendo "villas y castillos" más grandes que el de Trujillo en el Cerro.
Los cabalísticos dicen que "el fucú" del perínclito persigue  al pueblo que le vió nacer, como si se tratara de un designio maldito, y que por ello esta ciudad parecería detenida en el tiempo, cosa que no creemos, pues lo consideramos  simples cábalas, creencias que a veces se arraigan en la gente, buscando explicaciones esotéricas a las situaciones o condiciones adversas.
Lo que ciertamente hace falta es inversión, sentido común  de su gente. No esperar a que el gobierno haga y resuelve todo.
Si así lo hicieran, otro gallo contaría.

San Cristobal sería el lugar ideal para uno botar el sopor de la capital, donde tampoco, debemos decirlo, aparece nada que hacer y se ahora uno en un mar de rutina.
Hasta para botar el golpe se fuera uno a San Cristobal si tuvieran iniciativa de crear y fomentar atractivos.
En cualquier otra parte, las ciudades cercanas son el refugio de la gente de las grandes metrópolisis los fines de semana, largos o cortos, y días feriados.
Con la cantidad de habitantes que tiene Santo Domingo,  el rebote de gente buscando ambiente pudiera convertir a la vecina ciudad el lugar ideal para hacerse de cuenta que se ha roto con la rutina.

Pero si los mismos sancristobalenses no se empoderan de la iniciativa y el deseo de procurar transformaciones para su ciudad, dificilmente van a encontrar quien lo haga.
Si se decidiera alguien a dar el primer paso, y logra éxito, verán como llega una avalancha de gente, de adentro y de fuera, queriendo hacer lo mismo.
No olviden que todavía aquí existe la costumbre, de que si alguien no da el primer paso para salir a la pista, nadie se para a bailar.