En los tiempos de Petán...

Purgando recuerdos en el Monte Calvario

Ella es Eda Lorna, una bailarina mexicana que en los años 50 vino al país varias veces a participar en la Semana Aniversaria de La Voz Dominicana, con una gran cartelera  de  artistas de todo el continente.

Toda una semana de presentaciones artísticas que empezaban desde la mañana hasta en la noche, cada día, en los estudios  de la planta televisora, en el Radio Teatro al Aire Libre y en el Night Club de La Voz Dominicana.

Eda, de ojos verdes y labios carnosos, era considerada un símbolo sexual de la época, y venía precedida de gran fama. Hasta el Fundador del  canal, Petán Trujillo, estaba loco por esta mujer, según cuenta José Antonio Núñez Fernandez en un libro.

Lo último que hizo Petán con ella fue prolongarle el contrato de trabajo para que se quedara aquí residiendo. Claro, buscando "lo suyo"...Muchas eran las artistas de aquí y de fuera a las que Petán "señaló" con la fusta.

Eda fracasó cuando se dedicó a salir con un empleado de la planta televisora, con quien iba frecuentemente al hotel Jaragua, y los veían juntos.

Petán

Petán era "su templo", y entonces ella permitiendo que otro le rezara "el santo rosario", con su "avemaría" y "padre nuestro" incluido...

Al empleado lo investigaron y le encontraron hasta "irregularidades en el manejo de los fondos de La Voz Dominnicana", y por supuesto lo botaron, mientras a ella no le costó más remedio que hacer su maleta y marcharse nuevamente a México.

Y es que el General no comía cuento "con su comída"...

Por cierto, si se fijan en la foto, Eda se ve "caderuda", como si portara dos Colt 45 y exhibe una ligera barriguita. Algo inconcebible en estos tiempos de cirugías y de líneas exactas...

Era la belleza clásica, la helénica, la de las venus desnudas y los retratos de Goya que todavía prevelecía  en esos tiempos, con sus características y rasgos más primigenios y orgánicos, sin los afeites ni los esteticismos de ahora.

Era la época en que usted podía desnudar a una mujer y recostarse en el "Monte de Venus", sin temor a que se  le convirtiera en el  "Monte Calvario"...