“En la música si no estás haciendo algo te entierras”
El salsero Ismael Miranda se encuentra celebrando sus 45 años de carrera (aunque tiene 46) artística con un disco al que ha titulado “Son 45” producido por su colega Víctor Manuelle y que según los experto se vislumbra como otra joya de colección entre las 89 producciones que tiene grabadas en su carrera.
El tema, segundo en promoción, es “Bajo, piano y bongó” en el que Ismael le hace un homenaje a Bobby Valentín, Richie Ray y Roberto Roena, quienes le estarán acompañando en un espectáculo que estrenará el 14 de junio en el Estadio Paquito Montaner de Ponce en el que estarán además Andy Montañez y Tito Nieves entre otros reconocidos salseros.
“Hace tiempo que la gente está esperando salsa pesada y escogí a mis amigos para hacer ese tema Richie en el piano, Bobby en el bajo, Roena en los bongos y yo canto con los que ya presenté un show en Miami hace siete meses. Hoy día los juntes están de moda”, manifestó el artista de 65 años.
Lo que más atesora Ismael en estos 45 años de carrera es la oportunidad de mantenerse tanto tiempo en la música. “Eso no es fácil porque ya no hay compañías de discos, ha sido una bendición porque yo lo que siempre quise es cantar. Lo otro es que me he mantenido grabando todos los años con la ayuda de mis colegas como Víctor Manuelle que hizo esta producción con tanto cariño y compuso algunos de los temas. En la música si uno no está haciendo algo todos los días te entierras, así que uno tiene que estar al día y hacerse promoción y viajar para hacer presentaciones en otros países”.
Comenzó en la música cuando tenía 16 pero confesó que ni pensaba llegar a nada. Ahora Ismael mira hacia a atrás y agradece a la vida donde ha llegado y de donde no tiene intención de quitarse.
“Todavía tengo vida y no pienso retirarme de esto porque es lo que he hecho toda mi vida”.
De sus discos como de sus hijos ninguno es el favorito. “Soy el padre de cinco hijos, once nietos y dos biznietos y a todos los quiero por igual, y este disco es mi bebé ahora”.
El único de su hijos que se ha interesado por la música es Ismaelito, el menor, que trabaja con él llevando su carrera “haciendo un trabajo de excelencia”, destaca el artista.
“El niño bonito de la salsa” como le llaman a Ismael, no le obsesiona mirarse al espejo y ver que ya no es tan niño.
“Nunca me preocupé mucho por eso ni me estoy mirando en un espejo. La realidad es que el tiempo pasa y por eso pasamos todos, lo importante es cómo está tu corazón, tu mente, y cómo estás tú contigo mismo y con Dios, y quiero vivir hasta los 100 años. Para las arrugas hay remedio para lo que no hay remedio es para la salud y estoy feliz por las cosas que Dios me pone de frente”.
(El Nuevo Día)
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