sábado, 27 de junio de 2015

Kanye West silencia a sus detractores en Glastonbury
Sólo ante el peligro, ajeno al pelotón de detractores, Kanye West dio la talla como "plato fuerte" de Glastonbury en la actuación más polémica y rompedora desde aquella otra del 2008, cuando Jay Z irrumpió en el templo del rock y dio la vuelta a la mítica Pirámide, invertida desde entonces.

Más de 134.000 firmantes pidieron que se cancelara el concierto por considerar que West era un bocado "indigno" para el festival de festivales. Pero más de 175.000 vibraron al final en la granja de Somerset, donde se consumó el inusitado encuentro en la tercera fase con el rapero de Atlanta, que aguantó el tipo durante hora y media larga sin coros, sin bailarinas, con el único respaldo del DJ y en un alarde volcánico de pirotecnia.

Deslizándose con la torpeza de un astronauta, envuelto en una niebla apocalíptica y soltando tacos hasta colmar la paciencia de los censores de la BBC -que transmitió en directo el concierto- West fue hilvanando viejos y más recientes éxitos, de 'Heartless' a 'New Slaves', coreados por un lealísimo ejército de acólitos.

La presencia ubicua de una gigantesca bandera del Barça, ondeando todo el día entre las Union Jacks de turno y los pendones de turno, le dio a aquello un toque decididamente surrealista. Y eso por no hablar de los taconazos con los que se plantó en Glastonbury Kim Kardashian, que se hizo un 'selfie' llegando con su marido en helicóptero, para que quedara constancia del momento histórico.

A su manera, Kanye West dejó al final su estampa entre los grandes momentos del festival, que en el 2014 desafió a la parroquia con la estruendosa resurrección de Metallica, tras marcar un hito en el 2013 con el tardío "debut" en festival de festivales de los Rolling Stones.

La directora de Glastonbury, Emily Eavis, que llegó a recibir amenazas de muerte por "fichar" a Kanye West, pudo respirar finalmente tranquila y brindar por el éxito del invitado estrella, que despidió la función encaramándose a una grúa metálica y vociferando desde lo alto como un cegador mesías (hubo además un celebrado "bis" a dúo con Freddie Mercury en una 'Bohemian Rhapsody' puesta al día).


Ya lo advirtió de antemano Dave Grohl, el líder lesionado de los Foo Fighters: "¡Va a ser un puto desastre" (en el buen sentido de la palabra, se entiende). El contrapunto a Kanye West en este Glastonbury irrepetible lo pondrá la visita del Dalai Lama (que no del Papa). Patti Smith, Linel Richie, Paul Weller y The Who despedirán el festival en la hora bruja del domingo.
(El Mundo)

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