LECTURAS DOMINICALES

Juan Luis Guerra

Vea usted…Juan Luis Guerra triunfó con el merengue (Tú, Me enamoro de ella, Ojalá que llueva café, A pedir su mano, Bilirrubina, Guavaberry, pero no se puede etiquetar como merenguero.
Alcanzó el éxito con la salswa (Como abeja al panal) y no es salsero...
¿Qué decir  de la bachata, el género musical  que mayor popularidad y proyección le ha dado, (Burbujas de amor, Bachata rosa, Estrellitas y duendes, Frio frio,) y sin embargo no es encasillable como bachatero.
Ha cultivado la música típica, “La cosquillita”, El farolito, y no es por ello un intérprete "típico".
Ha hecho música social (El Costo de la Vida, El Niagara en bicicleta, Elena, Visa para un suelño) y no por ello es un intérprete de "canción protesta".
De igual manera hace música cristiana (Las Avispas, Todo tiene su hora, Solo tengo ojos para tí,   En el cielo no hay hospital), y aún así no se le puede conceder el sello de cantante cristiano.
He hecho rock,  (Bendita tu luz, con Maná), y nos rockero.
Ha hecho baladas (Cuando te beso), y no se puede decir de él que es baladista.
Tenía una emisora de radio, (Viva F.M.), y no se podía decir de él que  era radiodifusor.
Un canal de televisión (Mangú), y no era empresario de la televisión.
Juan es un artista…un artista del mundo. No de un género ni de un ritmo
Su código genético, su ADN musical no puede ser clasificado, porque en la diversidad radica su secreto, aun cuando aparezca rastros y efluvios de Rubén Blades, de Victor Víctor y de la coctelera de sabores musicales de Ramón Orlando.

Quien lo conoce de cerca, sabrá que en su “inside” hay una búsqueda permanente de ritmos y colores diferentes, de los cuales abreva y aprende.
Y es lo que le lleva constantemente a escuchar la música del mundo, y a experimentar con expresiones modernas y clásicas, y lo mismo escucha una bachata, que un reggae, un mambo, una salsa, merengue, un punk, funk o rock.

Lo mismo rasga una guitarra africana, que una guitarra parrandera, flamenca o rockera.
Es un fuelle que aspira y expele sonidos y colores, de los cuales se alimenta para tocar la flauta mágica  que tanto encanta a las serpientes, en oriente, como a las ratas del Flautista de Hamelin de la fácula de los hermanos Grimm.

Su cimientos están plantados en valores de la universalidad, tanto así que para su entretenimiento no usa videojuegos, sino un divertido aparato que le enseña donde están todos los países del mundo.

A veces se le va la mano en ese afán, como quedó demostrado cuando ordenó programar su emisora Viva F.M. con música de todo el mundo, generando una dispersión, ya que en todo proyecto proyecto radial debe haber un enfoque y una orientación básica programática, delineada en función del "target",  a un blanco de público y a preferencias determinadas, y por ello el resultado, que la emisora, pese a que era una de las más potentes, nunca pudo calar en el interés de la gente. La dispersión fue generalizada.

En la música se vale experimentar, sin olvidar lo básico, lo que genera empatía y aceptación de las grandes masas.
Sobre todo, cuando se depende de los intereses  de una casa disquera que invierte, pero exige resultados, y a los que les importa un carajo las preferencias religiosas  o personales de un artista. Por más  respeto y consideración que  le tenga. 

Ello crea  una gran  disyuntiva, pues como hemos dicho y se sabe, el Juan Luis Guerra de hoy, no es el mismo del Bachata Rosa  de los 80’s y 90’s.

La religión y la fe, no le permite ya explorar el erotismo, de la manera brutal, “wild” en que lo hizo en los tiempos de “Burbujas de amor”, ccomo un "pegando  la nariz en la pecera", y mojándose en ella... en los efluvios sexuales de una venida salvaje.  Demasiado carga erótica y lujuria que contraviene las enseñanzas del Señor y los preceptos bíblicos consagrados en los salmos.

Su música de hoy día es acaramela, “rosa”, pero no la de Bachata Rosa.

Temas “lights” , como "Tus Besos", pero sin pasar la lengua, ni chuleaderas morbosas de esas que excitan los pezones.

Es otro Juan Luis... convertido hoy en flor de loto en el fango, sin marchitar sus pétalos de Nelumbo Nucifera.

Detalles  en el inside que mucha gente desconoce son los niveles de perfección con los que se maneja el artista, cuya creatividad se expresa en un plano de exigencia que desborda el común denominador de la gente de su clase.

Se recuerdan sus jornadas interminables de grabaciones. Después de un día entero grabando, hasta en la noche, cuando regresaba a su casa, convocacba de nuevo a todo el mundo al estudio, para arreglar cosas que luego de terminadas quería agregar o mejorar tras haberlo consultado con la almohada en su cama.

Cuando Juan Luis separaba estudio, no había espacio ni horas para más nadie.
Cuentan los músicos que Juan Luis en grabaciones es peor que un tizón en el fuiche.

Ello lo llevó al planteamiento de crear su propio estudio de grabación, que se llamó 4-40 en Nueva York, junto a Bienvenido Rodríguez, pero que ahora tiene en su casa de Arroyo Hondo para uso propio, a cualquier hora.

Cuando se trata de realizar video clip, no hay gente más quisquillosa que Juan Luis Guerra, a un punto tal que se  encerraba con los editores y pasaba jornadas enteras fiscalizando el trabajo.

Dicen que se lo impuso como manía, luego de que no quedara conforme con el videoclip que Juan Basanta le hizo al tema Bachata Rosa, del cual esperaba otra cosa.

En su tiempo, ese trabajo donde aparece la bailarina Mercedes Morales, en todo su esplendor, junto al bailarín Jackson Delgado, no fue del agrado de Juan Luis, y lo consideró un video despreciable, que fue hecho y re-hecho varias veces, y al final de ninguna manera le gustó.

Pero así como posee su estudio de grabación, tiene en su hijo, el cineasta Jean Gabriel Guerra a su propio realizador de videos, equipado con todos los recursos, equipos con tecnología de punta en una empresa fílmica al más alto nivel.
¡A joder a otros!. Es JLG.