miércoles, 5 de agosto de 2015

REPLAY



Una vivencia de película
 Corría el año 1977 en que se encontraba en pleno apogeo el club de Los Correcaminos integrado por periodistas y locutores que hacía turismo interno, visitando en caravanas los pueblos con atractivos turísticos del país.
Un fin de semana lo pasamos en Puerto Plata alojados en un hotel de Cofresí, y como siempre sucedía, al momento de regresar se rompía la caravana, pues algunos  se desesperaban y querían arrancar desde el mediodía a la capital.
Francis Moya y Enrique Fernández eran los más necios, saliendo de regreso primero que todos de los lugares a donde viajábamos.
Hasta en los pasadías, después que comían, se marchaban, pues como buenos dominicanos hacían como Blas.
Sergio Hernández
Siempre lo tomaba suave, y en los viajes era el último en salir.
Ese domingo, cuando todos los amigos de Los Correcaminos se marcharon nos quedamos en el hotel toda la tarde, disfrutando de la piscina y del ambiente, junto a Sergio Hernández y Alipio Cocco Cabrera.
A las cinco salimos hacia la capital en el Mach One. 
Ibamos todos muy animados, conversando y haciendo chistes sobre las cosas que suceden cuando uno anda en  grupo.
Luego de cruzar por Bonao sentimos que se había vaciado un neumático.
Nos detuvimos para hacer un cambio de la llanta pinchada, con tan mala suerte que la de repuesta en el baúl del carro estaba  también sin aire.
Anochecía, y decidí dejar el vehículo estacionado en un lateral de la carretera, con Alipio y Sergio. 
Asumí de manera personal el tema de resolver el problema de la goma vacía y pediendo una "bola" me llevaron a Bonao en busca de un gomero.
Alipio Cocco con su afro
No fue fácil encontrar uno disponible domingo en la noche, pero un vecino de un puesto de tapar pinches de gomas que estaba cerrado nos indicó que el gomero se encontraba cerca bebiendo en una barra. Cuando me llevaron a donde estaba lo pude convencer de que abriera el negocio y me arreglara la goma, no sin antes prometerle que además de pagar el servicio le daría para que se bebiera una botella de ron.
El gomero, gustoso, me resolvió el problema y emprendí el regreso hacia el lugar a donde había dejado el carro estacionado con Sergio y Alipio.
Al llegar me encontré raro que no estaban Alipio y Sergio.
El carro estaba con las luces interminentes y no veía a mis amigos.
-Agachate!. Que desde esa casa en aquella lomita nos están disparando!-gritó Alipio.
El y Sergio estaban parapetados detrás del carro, agachados, y Alipio blandiendo un revolver Smith and Wetson de los que asignaba (cargaba) la policía a los periodistas.
-¿Y que rayos es lo que está pasando?- pregunté asombrado con la escena, pues parecía una película de acción.
-Oh, que un señor salió de esa casa, y cuando vio el carro aquí estacionado, entró y salió con una escopeta y nos disparó.
-¿Como?... Pero ¿y por qué?.
El legendario Mach One
-No sé -dijo Alipio- pero en lo que se averigua el caso yo respondí el fuego, y le hice cinco disparos...me queda un tiro por si acaso vuelve a salir.
-Cúbreme, que voy a cambiar la goma- dije siguiendole el juego a Alipio en su lenguaje detectivesco.
Me dediqué con Sergio a cambiar la goma pinchada, bajo la vigilancia de Alipio apuntando su revolver hacia la casa del señor de la escopeta.
Al terminar de cambiarla nos marchamos gozando en el camino el momento vivido.
Alipio iba como un héroe con el pechito parado, orgulloso, luego de aquel "intercambio de disparos" donde no hubo por suerte ningún herido.
Llegué a la conclusión de que el señor de la casa se asustó al ver el carro estacionado en la carretera, de noche, con las luces interminentes, y dos tipos raros en su interior. Que temiendo que se tratara de dos delincuentes buscó su escopeta e hizo un disparo de advertencia.
Con tan mala suerte que no  contaba con la respuesta que le iba a dar el super héroe Alipio Cocco Cabrera.
Eliot Ness, el de Los Intocables, era un chivito delante de Alipio.
Por suerte, el viejo de la escopeta, cuando Alipio "repelió el ataque", se metió en miedo y no volvió a salir, ni a disparar.
Fue lo mejor que hizo, porque el Super Agente 007, Alipio Cocco Cabrera, hubiera dado buena cuenta de él, aunque en la refriega probablemente el señor de la escopeta me hubiera desbaratado el carro, (mandado a fabricar a Detroit por el hijo del general Imbert Barrera, su primer dueño)  con los tiros de municiones de su escopeta.

6 comentarios:

  1. Es Imbert Barrera mi querido zorro, siempre con cosas tan interesantes para contar. Por eso lo admiro e idolatro.

    Amayo.

    ResponderEliminar
  2. Waoo aqui hay mas historia quen holibwo

    ResponderEliminar
  3. Jajajaja el viejo cuando miro alipio pensó que era un extraterrestre y disparo su escopeta
    Y tu te imaginas uno en una carretera de noche a los oscuro caminando y toparse con una criatura tan rarita y fea como ese alipio cualquiera se ase cerquillo con los pies corriendole a ese pajaro y más en ese tiempo que esa clase de carro no eran común y más en un campo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Capotillero pero valgame Dios, un burro llamando a una bestia orejua: Capo pero usted es negro, usted en la oscuridad lo que parece es un cucuyo y para colmo "pájaro". Uted a visto er diablo?

      Eliminar
    2. Coño pero mira mi foto aver si yo soy negro oye yo soy una estrella de cine al lado de alipio ese tiguere es feo con cojones

      Cuando alipio nació el padre le pregunto doctor que fue lo que nació que si hembra oh varón
      Y el doctor le respondió yo no se no pero si se mueve lo mato.
      Y luego la enfermera por darle una nalgada le dio una galleta

      Eliminar
  4. Pero dicho fue ese viejo que no le dió un "jarataque" porque no era para menos.......JAVECOMOE'!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

    ResponderEliminar

Se valora el envío de comentarios no ofensivos apegados a la moderación.
NIURKA BAEZ,
Moderadora de comentarios