domingo, 27 de septiembre de 2015

LECTURAS DOMINICALES

Padecemos un borreguismo cultural ancestral, que pienso viene a partir de las enseñanzas de los viejos historiadores que nos inculcaron en los libros de textos y en las prédicas de los profesores, que España es  la Madre Patria.

Ello forma parte del ADN cultural en el que nos formaron, sin rechistar ni protestar, como se hace ahora con los libros de la educación básica que forman  parte del debate y de la praxis.

Desde entonces hemos caminado siempre con nuestra  corona de espinas en la cabeza y el letrero de INRI para expiar los pecados capitales de otros, y blanquear  las grandes manchas que nos dejaron los españoles "descubridores"  desde los tiempos de la conquista. 

Pero como dice Juan Luis Guerra en su Areito, cuando España vino a descubrirnos, ya los indios estaban aquí. ¿Descubrimiento de qué, entonces? 

Con tantas indias lindísimas que teníamos que los depredadores no supieron valorar. Pienso que si se hubiesen limitado a ese primario cruce de razas, las cosas hoy día fueran diferentes.

Desde que llegaron los africanos  y se apostaron  al otro lado del río y se trasmutaron en haitianos  ahí mismo pasó el palé ¡Oui Monsieur!

Nos hemos convertido en un verdadero arroz con mango del cual no nos podremos  librar, porque ahora la cosa está peor con el afán de pretender establecer un sincretismo  de creencias que culturalmente nos son ajenas y la exigencia de  que "paguemos por tragos que no nos hemos bebido, como decía Yaqui Núñez.
En la fárándula hay vertientes sociales irreductibles, similares a las de la sociedad, con una composición de clases donde vemos figuras que según la conceptualización son aristócratas del arte, y personajes de bajo linaje, los cuales no debe ser visto ni considerado como un insulto, sino como parte de la realidad de nuestra composición social en el arte.

Hay la realeza, los artistas de sangre azul, y están los esclavos y plebeyos.

Lo mismo ocurre en la prensa de arte, donde existen los aristócratas, los intelectuales del arte, capaces de discernir sobre una obra, en torno a una cultura impresionista, o el vanguardismo que estimula el goce espiritual, capaz de evocar en una exposición las impalpables mujeres de Renoir y las asexuadas siluetas de Saurat.

Son impulsos y estímulos a los que no todos pueden llegar.

Cosa distinta es cuando la mediocridad se aposenta en el cerebro con rango de coronel, provocando larvas cerebrales que terminan generando una insufrible,  abobinable, detestable, decapitada cabeza de Medusa.

Porque como siempre sucede, el consumidor medio consume  muchas mentiras, incapaz  como se siente de auscultar los estilemas ocultos en la lírica de algunas canciones de bajos fondos, y la desproporción en los niveles altos, medios y bajos, traducibles en experiencias recurrentes y en la irredenta caída en el mal gusto.

Puro fetiche.

4 comentarios:

  1. En esta reflexión esta "Todo incluido ", no le falta ni le sobra, lo repito esta "todo incluido "

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  2. Siempre lo dije Cristòbal Colòn Es el culpable de todo!!!

    Atte. El ex de la capo

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  3. Sip pero fueron los franceses que trajeron a los negros.
    Lo mismo hicieron en EEUU lo que pasó fue que negociaron la parte norte y dejaron todos los negros en el sur y los gringos se quedaron con ellos como esclavos.

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  4. Admiro el léxico usado en esta "divagaciones y devaneos"

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NIURKA BAEZ,
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