Tengo una surrapita...

A propósito de La Barquita…

Todos los días sale un reportaje nuevo del proyecto habitacional La Barquita, que se construye en el municipio de Santo Domingo Norte, que según se ha planificado será una urbanización modelo, que contará con hospital, su estación de policía, escuelas, guarderías infantiles, parques recreativos, servicio de agua permanente, un teléferico que nadie aquí tiene,  y apartamentos con todo lo necesario para que una familia pobre viva dignamente.

La última noticia que aparece es sobre al arbolado en el sector, que ya fue iniciado para dotar las calles de especies autóctonas y ornamentales exóticas en el nuevo habitat.

El objetivo  de la iniciativa son ofrecer sombra en las aceras y otros espacios públicos; reducir el calor, proporcionar áreas agradables para el esparcimiento, y promover el conocimiento de  la variedad de las especies.

Todo eso muy bonito, y que bien que se haga.

Empero, Zorro tiene cierto recelo en torno al proyecto.

¿Qué se está haciendo  para educar a la gente?.

¿O acaso se piensa que quienes serán mudados de la orilla del río son gente con la que se puede proceder a un cambio radical de sus condiciones de vida, de golpe y porrazo, y que puedan asimilar el bienestar?.

Usted le da a escoger entre un corte steak Angus de 500 pesos la libra y una libra de steak California  de a 70 pesos la libra, y de seguro oreferirá este último y no el mejor, porque se encuentra esa carne "muy blandita".

Y después usted lo ve preparándola para cocinarla a base de martillazos para ablandarla ¡a la fuerza!, porque así es la gente, con sus atavismos y lastres culturales.

Tras el paso del ciclón David,  agencias como CARE trajeron furgones de comida para regalar a los damnificados, entre ello quesos Chedar americano y Gouda holandés, y la gente vendía las barras enteras por centavos, para ir a comprar al colmado quesos criollos, de esos que usted los tira a la pared y rebotan como una pelota de goma.

El infortunio de la pobreza lleva a la gente a no saber apreciar lo bueno, porque es un asunto de cultura y costumbre, repito.

No es prejuicio, pero ese proyecto La Barquita, lo vemos con pena y de antemano lo tomamos con pinzas, aún cuando aplaudimos la acción del gobierno.

En el pasado, en el gobierno de Balaguer,  gente de ahí mismo fueron mudadas a apartamentos decentes, y terminaron traspasándolos y alquilándonos para irse a vivir de nuevo a la orilla del rio, para que cada vez que llovía y se originaba una crecida, denunciar las pésimas condiciones en que vivían.

 Y la prensa y los periodistas, como siempre, haciéndose eco de las quejas de esas  "humildes familias" a las cuales había que socorrer y darle mejores condeiciones de vida. 

¡Farsantes!. ¡Pobres de profesión, que no merecen que se les proteja ni se les tenga pena!.

Lo último que hicieron algunos  fue que desmontaron los inodoros y los lavamanos de sus apartamentos y los fueron a vender detrás del Liceo Juan Pablo Duarte, donde hay unas "regueras" de venta de objetos de baños y sanitarios usados.

¡Se quedaron en sus casas haciendo pupú en un hoyito!.

Tenían las letrinas de las casas que dejaron en La Ciénega ¡en la cabeza!.

Ojalá que esta vez las cosas sean diferentes, y ese es nuestro deseo.

El problema es que cuando se tiene una cultura de miseria, debido a la marginalidad y la falta de educación, todo eso y más sucede.

Crucemos los dedos, para que la gente se quede en la nueva Barquita, y no vuelval a la vieja, a seguir navegando en las aguas pestilentes de inmundicie y la miseria