martes, 7 de abril de 2020

Un veedor no tiene ninguna función ejecutiva, persecutoria, investigativa. Es un observador, un visitador, un inspector. Así lo define la Real Academia y así se ejerce fuera del diccionario.

El momento es perfecto para hacer diabluras. Aquí, en China y en todo el mundo. En el sector privado y en el público. Se disparan los precios, se acapara, se distraen donaciones, circulan por la puerta de atrás y en los grupos de wassap materiales que deberían estar en las farmacias.

La sobrevaluación no nos es ajena. ¿O sí?

Lo que duele es que se trate este tipo de delitos con la displicencia con que se manejan las habladurías y que no se ejecuten acciones legales directas. Que se sea tan tímido. La corrupción es la que ha condenado al PLD a los malos números que hoy tiene. Y el partido desperdicia cada oportunidad de enmendar su imagen.

Porque... no nos engañemos: una comisión de veeduría no va a servir absolutamente para nada. En realidad, como en casos anteriores, la comisión puede ser la coartada perfecta. “Está todo en orden, una comisión de notables nos vigila...” (¿Y eso convence a la oposición?)

No; solo se vigila lo que se muestra para ser vigilado. Y si aquí se montó la oficina de sobornos del mayor escándalo continental de corrupción de los últimos años, ¿qué no se va a poder hacer comprando mascarillas?

La corrupción es una enfermedad crónica. No hay que aceptarlo, hay que reconocerlo. No hay que acostumbrarse, hay que empeñarse en ganarle la batalla. Las comisiones de veeduría se han demostrado ineficientes. Ni siquiera hacen cosquillas al corrupto o al corruptor.


Hablamos de salvar vidas, esa es la diferencia ahora.

2 comentarios:

  1. No le agrego ni una coma, solo felicitar a esta mujer que se expresa lacónicamente, pero sin desperdicio de su decir.

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  2. La MAFIA MORADA depredadora del ERARIO PÚBLICO no encuentra como tapar toda la corrupción..... SE VAN .

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NIURKA BAEZ,
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