CUCHILLITO DE PALO

Se condena y se denuncia los “fakes news” en las redes sociales, y en algunos medios tradicionales que en su afán de mantenerse actualizados  le caen detrás a las informaciones manipuladas y a los videos editados, adulterados, donde se reseñan hechos falsos, que no se corresponden con la verdad, lo cual es condenable.

¿Pero dónde dejan la publicidad engañosa, que en sus propuestas prometen resolver problemas y situaciones, con mensajes exagerados, que a simple vista se advierte que constituyen una estafa, contra lo cual Pro-Consumidor parece no tener remedio,  por lo cual se limita solo a chequear la caducidad de productos, su fecha de vencimiento, en los supermercados, porque en los colmados es “misión imposible”?.

Vamos a enumerar algunos de esos anuncios engañosos, que probablemente ustedes están hartos de ver.

Uno que dice: ¡Hazte rico en internet, con tan solo una hora de trabajo diario!

Y proponen fórmulas de ventas y negocios piramidales de esos que han dejado a mucha gente enganchada, incluyendo a la del país.

No se ha visto el primero que se haya hecho rico trabajando al día sólo una hora. Talvez un asaltante de banco...

Hasta Pepín Corripio, el hombre solo, no grupo, más rico del país, cuando iba a trabajar al almacén de su padre, en la Emilio Prod'Homme, llegaba una hora antes de la habitual, a recoger las habichuelas y el arroz que se había caído en el piso, con lo cual apilaba algunas libras extras, que no se podía dejar perder, ni barrer.

Otro anuncio para engañar mequetrefes es: ¡Hazte inversor en divisas, y gana 3 mil 300 dólares al día!

Ni Warren Buffett, uno de los inversores más exitosos del mundo se gana eso, pues se calcula que solo saca una rentabilidad de unos 20% anuales.

Pero, sigamos  con los anuncios "caretudos"…

¡Hable inglés en sólo 15 días! 

Hay que ser muy tarado para creerlo, y el que lo crea no aprende ni cibaeño. ¡Por bruto!

¡Abdominales planos en dos semanas! 

¡Habladores, con "j"!. 

Usted con un barrigón rompebotones, y esa gente relajando con "la ñoña", queriéndolo poner a botar cuartos.

Los peores son los fitness de los gimnasios, que prometen enseñar una dieta sana, y un plan de ejercicios para rebajar, cuando ellos se están rompiendo de gordos, y no pueden predicar con el ejemplo. Pero siempre aparece un tonto o una con mente de  aserrín que le cree.

¡Ay los numerólogos! También prometiendo a la gente hacerlos millonarios si juegan sus números, ¡esos farsantes!.

Los centros de batería que ponen anuncios en los clasificados del periódico El Día, vendiendo baterías para inversores de las rojas, marca Trojan, a mitad de precio.

No es una casualidad que cuando a usted se le daña por uso el banco de baterías de su inversor, al momento de comprar nuevas, esos mismos que las venden le compran las usadas a mil pesos cada una. Para “recaucharlas”, naturalmente, y venderlas como nuevas, y engañar a la gente que se olvida de que lo barato sale caro. ¡No duran ni seis meses!

No hablemos de las piezas de reemplazo para vehículos, de esas que vienen de China. Son nuevas, pero un repuesto usado, original, es más cara. ¿Por qué?….No te digo, mejor ven, mete un deo’ ahí, que la cotorrita no está aquí.

¡Ay! esos quesos criollos…Dizque “queso holandés”. ¿Holandés de qué, compadre? Hasta los quesos caseros, y de patio, dizque “holandés”.

Eso me recuerda el anuncio famoso aquel que hacía Pablo Ross en los 80’s, dizque: “Zapatos italianos hechos aquí”. 

¿Que es eso de  zapatos italianos que eran hechos aquí?

En todo caso, el único italiano era el dueño de la fábrica, que era el marido de la cantante  Mery Mers. (Vocalista, por cierto, a la que cuando Rolando Padrón era su manager, que la iba a lanzar, me pidió que le arreglara el nombre. ¡Porque hasta para remedio ha servido El Zorro en esta puta vida!)

El pan integral, por ejemplo, que es el que consumo. Prefiero comprar el extranjero, porque el de aquí que venden como 100X100 integral es una estafa, de la cual se ocupó Nuria Piera, con un reportaje, en su momento.

¡Ay, el salami, lleno de harina. Algunos que dicen ser de "pura carne". (Con excepción del Supremo, Don Pedro, y el artesanal del Supermercado Bravo. Pero son más caro que una libra de jamón)

Si usted quiere comprobar el viaje de harina con colorante que tienen, observe cómo se abomban las ruedas del salami cuando lo fríen. Con todo y eso, aquí hay gente que le gusta así. Imagínense, cuando Pro-Consumidor hizo un estudio y se determinó que el salami criollo estaba contaminado hasta de heces fecales, los haitianos prohibieron su importación en Haití, y los fabricantes pegaron el grito al cielo, porque se les cayó el negocio. Se demostró ahí que  su negocio fuerte estaba en Haití, porque aquí la gente se lo seguía comiendo, aunque tuviera pupú. ¡Y así hablan de los chinos porque comen murciélagos!

La lista de falsedades, de estafas, y de engaños se haría muy larga, si continúo escribiendo de los negocios en un país donde todavía tenemos piratas bucaneros, filibusteros, y bandidos del Viejo Oeste que asaltan la diligencia sin ponerse antifáz, menos ahora que es obligatorio el uso de mascarilla.

Pero voy a cerrar con una estafa en el mundo del arte y el espectáculo.

La de los cantantes con voz esmirriada por el uso o el paso del tiempo, que se han visto en la necesidad de bajar tonalidades y cuyos registros distan mucho de los que eran en los 80’s. Cantantes que graban con auto-tune y los trucos que posibilita hoy día la tecnología. 

Que cuando cantan en vivo también truquean con las notas, porque son muy audaces.

Hay algunos que cantan con apuntadores que les van diciendo las letras de las canciones a través de los “in-ear” que tienen de monitores en las orejas, porque ya a su memoria se le llenó el millero.

Hay cantantes de karaokes familiares en mejores condiciones y que cantan mejor que ellos. Claro, nunca llegarán donde están esas figuras. Ni siquiera ganando los reality-show lo consiguen. 

Sin embargo usted los ve presumiendo, como si el tiempo no hubiera pasado, queriendo hacer creer que todavía tienen  las voces altas.

Se alimentan de las "mentiras piadosas", de gente que desde antes de la pandemía, ya tenía su mascarilla y su máscara puesta, sin parar mientes en que "para hablar mentiras, y comer pescado, hay que tener mucho cuidado".