A esos manejadores de artistas que son simplemente muchachos de mandaos, a los pichones de empresarios, a quienes simulan amistad, a los que no duermen por el éxito ajeno, a esos que pagan y agitan campañas negativas, difamando e injuriando a hombres de trabajo, transparentes y honestos, que no hacemos daño a nadie: yo sé perfectamente quiénes son.
Aquí les dejo esta reflexión: a los que organizan las fiestas populares, tengan cojones y afirmen que son ellos. NO SOY YO. Dejen de usar mi nombre y de pagar campañas para desvirtuar la realidad. Salgan públicamente y defiendan su honor; no sean cobardes.
Mis plataformas son resultado de patrocinadores y el mercadeo en cada evento. Todos lo saben. He estado toda una vida siendo un promotor cultural y folklórico.
La crítica y la envidia hacia las personas que logran el éxito pueden surgir por varias razones:
Envidia: El éxito de otros puede despertar envidia en quienes no han alcanzado sus metas.
Percepción de Injusticia: Algunos sienten que el éxito de otros no es justo o que han tenido más oportunidades.
Identidad: Las personas pueden definirse a sí mismas en base a sus logros; el éxito ajeno puede amenazar su autoestima.
Miedo al Cambio: El éxito de otros puede generar ansiedad en quienes sienten que su posición está en peligro.
Proyecciones: Algunas personas proyectan sus inseguridades y fracasos en aquellos que tienen éxito.
Falta de Empatía: La falta de comprensión sobre el esfuerzo detrás del éxito puede llevar a juicios superficiales.
Espectacularización: La sociedad tiende a glorificar el éxito, pero también disfruta del morbo de la caída.
Estas dinámicas son complejas y varían según el contexto cultural, social e individual. Aunque el éxito atrae críticas, también inspira a otros y abre nuevas oportunidades.
Sean buenos siempre,
Luis Medrano
Letal.
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