LO QUE DIJO YAQUI NUÑEZ:

 

Cuando Zorro era presidente de Acroarte se llevó el premio Casandra, (que se montaba en Bellas Artes y en el Teatro La Fiesta del Hotel Jaragua), al Teatro Nacional, donde todavía se mantiene.

Se creó la filial de Santiago y de Nueva York…

Se crearon los jurados del área clásica, popular y de la comunicación. Antes era un jurado general, que participaba y votaba en todo. Lo dividimos, pese a que muchos se opusieron.

Se establecieron las reuniones evaluativas semestrales.

Se comenzó el pre-show con Omar Hasbun, Tita Hasbun y Severo Rivera, que al año siguiente se transformó en la Alfombra Roja.

Zorro  inició la internacionalización del premio, cuando se trajo a Don Francisco, a Cristina y a Juan Gabriel. (Tenemos los videos desfilando por la primera alfombra roja).

Se creó el after party, en los jardines del Teatro Nacional, luego en la discoteca del Hotel Jaragua, de donde pasó al Salón La Mancha del Hotel Lina.

Se creó la Fiesta Navideña de Acroarte, la primera en La Liga de la Farándula, y luego en el Salón La Mancha del Hotel Lina, hoy Barceló. Había tantos premios, que luego de que todo el mundo se sacaba televisores, aires acondicionados, neveras, estufas, computadoras, había que volver a rifar los tantos premios que todavía quedaban. Todos los premios el mismo día, presentes, en el hotel Lina. (Los colegas de Santiago tenían que contratar un camión al día siguiente, para podérselos llevar, porque no podían hacerlo en la guagua en que habían venido esa noche. Ellos atestiguan esa experiencia). 

Muchos de esos aportes todavía se mantienen, y qué bueno. Lo celebramos…

Lo que ya no hay, es el respeto que antes existía.

Todo lo que se movía y se  hacía, tenía que contar con  la aprobación de los directivos de Acroarte.

La Cervecería Nacional Dominicana, patrocinadora del premio, manejaba su publicidad a través de Young Rubicam Damaris, que a su vez delegaba en Cato Johnson, lo concerniente a la producción del premio.

En esa época, no se daba un paso en término de producción sin que tuviera el visto bueno de Acroarte.

(Yo trabajando en El Nacional, haciendo horario; con el programa Arte Nacional en Radio, Enhorabuena con Yaqui, Merengala. Y tenía en Carlos Cepeda Suriel (creador del premio) mi enlace y caballo de batalla con Cervecería, en reuniones en que no podía estar, pero él resolvía. 

La Cervecería de la familia León Jiménez  era tan respetuosa, que en una ocasión, nos quedó mal un premio Casandra, y acordamos reuniones quincenales de los directivos de Acroarte y ejecutivos de Cervecería (Niní Caffaro, Fernando Collado, Teodoro Hidalgo). 

Nos reuníamos cada 15 días en un salón del local de la Cervecería a discutir temas de cómo mejorar el premio, y almorzábamos comidas exquisitas y bebidas, que aportaba la empresa. Todo en un ambiente muy distendido…

Luego nos invitaron al primer Grammy Latino, en Los Angeles, en cuyo viaje incluí a los directivos de la filial de Santiago, aparte de la directiva de Santo Domingo de mi tercera gestión como presidente. 

De allí trajimos la idea de entregar una medalla a los nominados, en vez de un pergamino. 

Y creamos la gran celebración de la fiesta a los nominados, con artistas internacionales, en el hotel Jaragua, para que se sintieran celebrados, antes del premio. 

La misma luego se daño, por culpa de los artistas, que enviaban a los managers a recibir las medallas, y ellos no iban. 

El colega Máximo Jiménez la quitó y transformó en el Premio al Mérito Periodístico, que se convirtió en otra importante premiación de Acroarte.

Pero, volviendo a la producción, para contratar al productor del premio había que contar con la anuencia y aprobación de Acroarte, lo que luego cambió, y quedó como una atribución de Cervecería.

Pero qué bueno, que nuevamente Acroarte es quien determina el productor general del premio, y éste a su vez, escoge al productor artístico y al productor de televisión.

El pandero, de nuevo, en manos de Acroarte dio resultados inmediatos, a juzgar por lo que sucedió el año pasado en El Soberano.

Pero, por “zorradas razones”, debemos decir algo.

Acroarte no debe permitir cosas que luego se le pegan a la institución.

Cierto que lo nuestro es la parte del premio: Escoger a los ganadores,  y lo del espectáculo cae en manos de los productores.

Hay que corregir lo acontecido, y muy sentido,  en la pasada premiación, que se transmitió en diferido: Gran parte de los premios correspondientes a la televisión, siendo éste un eje fundamental del evento. 

Sin transmisión de televisión no hay premio. 

Si quieren comprobarlo, hagan la transmisión en streaming, y olvídense de la televisión terrestre, del cable y la satelital, a ver qué pasa…

Penoso ver a titanes de la televisión relegados a un plano secundario y terciario, al momento de recibir su premio, porque al productor de televisión se le ocurrió poner en escena, en vivo, a los youtubers, podcasters, dizque "para estar a tono con lo que está sucediendo en el medio".

No crean que por ser de los miembros fundadores de Acroarte, porque estuve en la asamblea creativa en el Restaurant Chantilly, como lo atestiguan documentos y fotos que se exhiben en la Galería de la casa que lleva mi nombre, voy a renegar de mi condición de crítico, ante errores tan garrafales, que me callé en esta primera ocasión.

No crean que por haber sido tres veces presidente de la institución, y formar parte de su Consejo de Asesores, en mi labor como periodista me mantendré callado si se reiteran errores y fallos ya señalados.

Soy acroartista y defensor de la institución, pero como decía el maestro Yaqui Núñez del Risco, con el cual trabajé como co-productor de su programa “Enhorabuena”: “No tengo por qué pagar tragos, que no me he bebido”.

Mi condición de cronista de arte, es lo que me ha mantenido por más de 50 años en el medio, pese a los cambios, con vigencia y  presencia. Lo de la salud, Dios me lo ha dado...