jueves, 1 de noviembre de 2007

Tocando Para el Enemigo

En Colombia se está dando una situación muy “sui generis” con las agrupaciones de merengue que van de gira a esa nación.
No solo tocan bailes en actividades auspiciadas por los grandes “capos” que luego salen a relucir en los libros que se escriben sobre los mismos.
Muchos desconocen el detalle de que las orquestas de merengue están llegando hasta a los territorios controlados por la guerrilla que opera en amplias zonas de ese país suramericano.
Rikarena, que practicamente no existe en el país, por una inexplicable desidia de su mentor Kinito Méndez, es una de las agrupaciones de merengue de mayor popularidad y demanda en la plaza de Colombia.
Solo para tocar en Colombia, a donde viaja con gran frecuencia.
Esa orquesta ha tocado bailes hasta para el comandante Tirofijo, el célebre guerrillero colombiano.
La de Colombia ha sido siempre una plaza apetecida por los artistas, por el dinero que en la misma se genera, y aun cuando algunos lo quieren ocultar bajo el manto de la hipocresía, lo cierto es que muchos de los líderes del merengue saben muy bien a lo que van cuando se les contrata para tocar en esa plaza.
Se recuerda, por ejemplo, la ocasión en que C uco Valoy, en pleno apogeo de La Tribu, fue contratado para hacer una gira por Barranquilla, Cartagena y Medellín.
Una de las tantas que la orquesta hacía a Colombia, donde Cuco era un verdadero ídolo.
No había vuelo para viajar a esa nación desde Santo Domingo, y desde allí se dispuso que un jet comercial de la línea colombiana Aerocondor viniera al país solo para montar a los músicos de La Tribu.
De más está decir quienes eran los dueños de esa línea aérea, que por coincidencia y desgracia, decretó el cierre de sus operaciones, en el momento en que la orquesta de Cuco estaba de gira por territorio colombiano, dejando varados a los músicos, que se vieron precisados a contratar el regreso con otra empresa aérea.
El difunto Sergio Jiménez se empleó a fondo para conseguir los tickets y las reservaciones.
Cuco en esa ocasión hizo actividades populares, como por ejemplo una actuación en el coliseo Campins, ante más de 15 mil personas.
Pero también hizo una fiesta para una “familia”, en los jardines de una lujosa mansión de Medellín, donde apenas habian unas 17 personas.
Entre ellas unas hermosas mujeres que parecían sacadas de las páginas de “play boy”.
En los centros de mesa no eran flores lo que había, lo cual dejaba claro que tipo de gente era la que festejaba.
Claro está que eso sucedió en los vaporosos años ochenta y Cuco y su Tribu no fueron los únidos que se beneficiaron de ese pastel, porque también estaban Milly, Joselyn y Los Vecinos, Wilfrido Vargas, Johnny Ventura, realizando actividades muchas de las cuales auspiciadas por los padrinos colombianos.
Muchos de los que iban a los carnavales de Barranquilla, a tocar en las carpas que competían con sus atracciones artísticas, alegarán que desconocían quienes estaban detrás de las mismas.
Claro, lo único que recuerdan es el Ron Viejo de Caldas, el Aguardiente Cristal, la ingesta de tajadas de mango verde con sal, y el “guayabo” del día siguiente.

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NIURKA BAEZ,
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