martes, 25 de diciembre de 2007

Cámaras Escondidas Pornográficas

Antes se decía de los marineros que tenían en cada puerto un amor.
Hace tiempo que fueron desplazados por los músicos de los combos, porque en lo que un barco va de un puerto a otro, es probable que una orquesta haya ido a cuatro o cinco países viajando en avión.
O en autobús, como se hacen las giras internas en Europa. En todos esos países hay mujeres fanáticas de los músicos. Son las denominadas mujeres musiqueras que cuando se anuncia la llegada de una orquesta de merengue, van a recibirlos al aeropuerto y son fijas en los bailes.
Pero si las pobres supieran a lo que se exponen con algunos de esos músicos que son verdaderamente “terribles”.
Como siempre ilustramos nuestras aseveraciones con hechos concretos, vamos a contarles una ocurrencia.
En una ocasión, en pleno apogeo de Pochi Familia y la Coco Band, la agrupación realizaba una gira por Europa.
Para ir de Bélgica, a Suiza, Alemania, Francia y demás países de la parte occidental el viaje se hace en unos autobuses que tienen camas, sanitarios, cocineta, refrigeradores, televisores, mesas y butacas para comer o jugar barajas.
El autobús se usa solo para los viajes, pues cuando se llega a cualquier país de destino, después de tocar los bailes los músicos son alojados en hoteles.
Es usual que cuando terminan de trabajar muchos músicos se van al hotel con esas mujeres que “cuando comen camarón les gusta que les halen los moños.”
Saben lo que hacían algunos de ellos?. Escondían cámaritas de video entre los floreros y estantes de las habitaciones y tenían sexo con las mujeres con las luces de la habitración encendidas, de manera que se pudieran captar claramente todos los detalles.
A la día siguiente, cuando se marchaban para cumplir compromisos en otro país, se escuchaba una voz que anunciaba por el altoparlante interno del autobus.
-Señores, vamos a ponernos en ambiente. A continuación vamos a proyectar en la pantalla de televisión del autobús el estreno de la película caliente de anoche, protagonizada por mi y una cutáfara.
Había que ver aquello, con esas pobres mujeres que las habían “facturado” sin darse cuenta, sirviendo de material de entretenimiento para no hacer burrido el viaje de la orquesta.
Que bellacos y terribles son esos músicos!

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NIURKA BAEZ,
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