Ahora que están volviendo las orquestas femeninas a la escena, sería interesante resaltar un detalle que se ha establecido como un común denominador en todas ellas
Ninguna ha podido sustentarse sin la protección, dirección, el manejo o el auspicio de un hombre.
Por más que brinquen y salten, tiene que haber un hombre detrás de esos proyectos femeninos.
Un simple recuento nos da la razón.
La orquesta de Gladys Quero, que fue la primera, tenía un apoderado y manager tan rígido que prohibía a las integrartes casarse y salir embarazadas.
Cuando Belkis Concecpción formó su orquesta femenina, recurrió a Yaqui Núñez para que le diera el nombre de Las Chicas del Can.
Posteriormente tuvo que acercarse a Wilfrido Vargas para que le diera el protectorado, y tanto la “protegió” que terminó quitándole la orquesta.
Lo que Chicán fueron en el pasado se lo deben a Wilfrido Vargas y las del presente ustedes saben que dependen de Evelio Herrera.
Las Chicas del País, que ahora han retornado, siempre han tenido detrás al músico Andy Mesa.
Las Mandarinas han dependido en sus diferentes etapas de Jorge Luis Báez el hermano de Wilfrido.
Las Canelas eran un grupo satélite de Johnny Ventura.
Cuando Belkis Concepción fue despojada del nombre de Chicán, formó su propia orquesta y se fue a Puerto Rico.
Pero para poder subsistir allí se cobijó en Morales, el empresario que tanto mencionaba Toño Rosario en sus merengues cuando también residía en la isla vecina.
La mejor etapa de Miriam Cruz cuando salió de Chicán fue bajo el protectorado de Luis Medrano, que cuando se separó de ella formó a su vez un grupo denominado Las Panteras.
Es tan así, señores, que cuando los grupos musicales de mujeres no dependen de un hombre, sino de una mujer, no van a ninguna parte.
Si no lo creen así, dónde me dejan entonces al grupo Hembras?
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NIURKA BAEZ,
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