Luz García de nuevo puso de manifiesto la clase que tiene en Noche de Luz.
Entre los programas que en el fin de semana trataron el tema de la exclusión del merengue de calle de los premios Casandra, el suyo dió muestra de capacidad profesional y de buen criterio.
Se manejó de manera equilibrada, muy diferente a otros que evidenciaron estar “sangrando por la herida” .
Como no se les tomó en cuenta en las nominaciones, se parapetaron en los artistas inconformes para articular una campaña rastrera en contra del premio.
Lo hacen de una manera burda y a la vez descarada, pues en todo momento dejan aflojar la frustración
porque no se les tomó en cuenta.
De otra manera no se explica la saña, y tanto desequilibrio psíquico femenino, en una fementida defensa del merengue de calle.
Después de todo hay que entender que son pobres programas itinerantes, que andan de canal en canal, que no marcan en las mediciones de “rating”, y por ello en un ejercicio inútil tratan de “atenazar” de manera forzosa la atención de la audiencia.
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