En Nueva York se está dando una situación que debería ser motivo de atención de todos los que de una manera u otra nos dedicamos al oficio de escribir y hablar sobre temas de arte.
Parecería como si desde esa plaza se quisiera imponer la agenda de los temas que a diario se tratan en los medios de comunicación del país.
No pasa una semana sin que de por medio se tenga a un artista o a una figura pública en conflicto, en muchos casos como resultado de competencia de empresarios artísticos, celos profesionales o el chantaje que se quiere ejercer en contra de algunos.
Se debe tener ojo avisor para no dejarse arrastrar por conflictos innecesarios que de manera recurrente afloran desde los centros de operaciones de gente de la farándula de Nueva York que busca tener resonancia en los medios de República Dominicana.
No creo que a nadie le guste hacer el papel de preservativo, porque al final de la jornada todos saben a donde van a parar después de ser usados.
Está claro que la gente del arte en Nueva York necesita ser legitimada en República Dominicana porque ningún logro o éxito es validado si de alguna manera no es reconocido en el país de orígen.
Siempre ha sido así, aunque algunos no quieran a veces admitirlo.
Pero en modo alguno se debe por ello hacerle el juego a las campañas y a los ataques alegres que desde allí se articulan en contra de indefensos artistas y figuras del medio.
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Que pena que Sara Pepen tenga que salir de su programa tan lindo, solo por cuestiones personales. Por eso es que se dice que no se debe juntar el placer con el trabajo. Pero tampoco nadie debe permitir que un ignorante de conducta desadaptada la este amenazando, esas personas que estan amenazando a Sara son unos (as) mediocres.
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