viernes, 4 de abril de 2008

Baila Como Juana la Cubana

Las cubanas son mujeres encantadoras que seducen a cualquiera con su belleza y sus buenas maneras.
De las mujeres latinas, son las cubanas las que más se han dejado sentir en nuestro medio y no es casual que más de una figura del arte haya escogido una como pareja.
Fernando Villalona tenía una que era corista en su orquesta a la cual mudó luego a su casa para que en lo personal le siguiera “haciendo coro”.
El cronista de arte Reyes Guzmán estuvo casado con una bailarina cubana del ballet clásico, en tanto que el Ramón Almánzar hizo lo propio con otra colega cubana.
Como pueden ver, es la nacionalidad preferida por gente de la farándula criolla.
Aunque algunos no han tenido suerte con esos acercamientos, como fue el caso de Aníbal Bravo, que relanzó su orquesta con un frente de cubanos donde había una chica muy hermosa que era una verdadera sensación.
Con ese frente espectacular Aníbal juraba que recuperaría el terreno y la popularidad perdida
Todo estuvo bien hasta que logró legalizarle la permanencia al grupo en el país.
Desde que consiguieron residencia le dieron al pobre Aníbal un “zumbón” que todavía lo andan buscando.
Hay otros “agachados” que tampoco han podido resistirse a la belleza de la mujer cubana.
Se recuerda la gira de Luis Medrano, Francis Moya y otros amigos a Cuba en busca de entretenimiento y de diversión con las chicas cubanas.
El Chino Estrella también ha visitado Cuba en procura de asistencia de salud para su problema en una pierna.
Pero no ha podido resistirse a la tentación de las hermosas chicas cubanas que brindan atenciones a los turistas en la Habana, en Santiago o en la playa de Varadero.
Lo único malo que ha encontrado El Chino en sus últimos viajes es enfrentarse a la realidad de que las “chicas divertidas” han igualado su tarifa a la de cualquier mujer de otra nación y están pidiendo 150 y 200 dólares por “un ratito de ternura”.
Es que todo está cambiando en Cuba, donde hasta hace una semana no se podía tener computadoras, celulares ni se permitía a los nacionales alojarse en los hoteles de turistas.
Atrás quedaron aquellos tiempos en que las "compañeritas revolucionarias" se contentaban conque les regalaran un jean o un tubo de pasta dental en agradecimiento a los buenos momentos que prodigaban.

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