viernes, 31 de octubre de 2008

RADIOGRAFIA A LOS CONCURSOS DE BELLEZA


Sr. Cáceres:

Tengo una tía que fue reina de belleza en los años setenta, la cual siempre le menciona y cada vez que lo ve en la televisión me hace la historia de que le debe a usted la corona que obtuvo como reina, porque siendo jurado no permitió una patraña en su contra.De eso hace más de 30 años y como usted comprenderá, ya de mi tía solo quedan los recuerdos de lo que fue.
Pero me emociona escucharle hablar de su época de oro y de cómo eran las cosas en esos tiempos.
Ella me está animando a que me inscriba en ese concurso y estoy un poco indecisa.
Me pudiera usted hablar de ese concurso?Ya que mi tía lo menciona tanto, me gustaría conocer su parecer sobre Miss República.

Atte.

Ginette Cabrera Lora

RESPUESTA

En los años setenta el Concurso Nacional de Belleza era una verdadera institución donde participaba y competía la flor y nata de la juventud femenina del país.
Cada provincia aportaba verdaderos ejemplares de belleza, que dificultaban la selección de las ganadoras.
Eran tan bonitas todas...
Se debía las más rancias familias de la sociedad de cada pueblo inscribían a sus hijas y les permitían participar en el certámen.
Se originaba una competencia entre mujeres verdaderamente bellas, con educación hogareña y formación de familia.
Desde las páginas de El Nacional me propuse en esa época jugar un rol importante en la promoción de las candidatas.
Y cuando vine a darme cuenta me habían convertido en una especie de periodista oficial del concurso de belleza.
Si se inscribían 25 candidatas, a cada una le publicaba una entrevista a página completa, sin discriminación ni favoritismo alguno.
Cada día salía una página ''full'' con una entrevista ilustrada con fotografías de una candidata diferente, lo que le permitía a los lectores conocer a cada una de ellas.
Ese trabajo, provocaba el que me viera reclamado por candidatas, las familias de ellas, los organizadores del concurso.
Ocupaba el primer lugar en la lista de "los más buscados".
Al fragor de esa tarea que me impuse, siempre me acompañaba el fotógrafo Nin, quien con su cámara capturaba y graficaba toda la belleza de la mujer dominicana.
Pero eso se perdió cuando el concurso cayó en manos no santas...
Sobrevino el descrédito, por la desconfianza, la comercializacion y los manejos turbios que se hicieron del mismo.
Los títulos a las ganadoras se arreglaban para otorgarlos a conveniencia o por arreglos económicos.
Ante tantos escándalos, las familias respetables se decidíeron por abstenerse de inscribir a sus hijas.
Y como había necesidad de hacerlo, los organizadores se vieron obligados a reclutar a cualquiera que quisiera convertirse en reina.
La falta de muchachas verdaderamente bellas creó una crisis. En una palabra, el concurso se llenó de mujeres feas, sin educación hogareña, sin clase.Un verdadero desastre...
Y aparecieron mujeres que se aprovecharon del vacío para jugar a ser reinas...
En diversas ocasiones fui jurado del concurso, y puedo hablar por ello con conocimiento de causa.
El arribismo y el afan de algunas candidatas por sobresalir las llevaba a boicotear a las que veían con más posibilidades de alzarse con el premio.
Era frecuente que cuando una candidata estaba desfilando en traje de baño, la chaperona tenía que quedarse cuidándole el traje de noche en el camerino, para que una malvada no se lo fuera a quemar o a dañar.
Y claro está, habían mujeres dispuestas a darlo todo con tal de conseguir la corona.
De ello se aprovechaban algunos trogloditas del medio.
Pero también fue mucho el provecho que algunas organizadoras "maipiolas" le sacaron a ese concurso vendiendo las candidatas al mejor postor, bajo el subterfugio de que eran sus "patrocinadores".
El concurso definitivamente se desacreditó y entró en un largo período de crisis.
Cuando Vielka Valenzuela lo ganó, apoyada solo por su madre, hubo un magnate de la comunicación que se quería dar festín con ella.
Fui de los pocos que salió a defenderla, enfrentando el poder del personaje de marras.
Eso fue algo que me agradeció el padre de Vielka en una llamada telefónica que me hizo, y quien coincidencialmente era amigo de mi padre José Cáceres Flores, de quien fue compañero de trabajo en la Cementera.
Aunque algunos no quieran reconocerlo, el concurso comenzó a levantarse de nuevo cuando fue asumido por el desaparecido Baninter, que lo llevó al Teatro Nacional merced a una cuantiosa inversión bajo la producción de Guillermo Cordero.
Fue así como se levantó de sus cenizas y volvieron a surgir reinas mundiales como Amelia Vega y muchas otras chicas valiosas.
Se hizo un evidente trabajo de rescate, que en gran medida quedó interrumpido cuando sobrevino la quiebra de Baninter, y el concurso quedó a la deriva, y se tomó la medida de endosarlo a quienes manejan el Miss Universo en Puerto Rico.
Y se ha estado "truqueando" para poder mantenerlo.
Lo que está ocurriendo ahora es que se inscriben dos o tres candidatas con verdadero atractivo, que de antemano saben que van a ganar, pero el resto es puro relleno.
Son candidatas que se llevan para completar la lista.
Se ha podido comprobar como a algunas se les inscribe como representantes de provincias en la que nunca han estado, porque en esos pueblos no tienen mucho que ofrecer.
Y es que hasta las mujeres bonitas han emigrado de las regiones lejanas y las que quedan no les interesa participar a menos que de antemano se les asegure que van a ganar.
De mi parte dile a tu tía que le agradezco el buen concepto que tiene de mí y de lo que hice en aquellos tiempos.
Dile que mi actitud en ese sentido ha seguido invariable, pues Carlos T. Martínez es testigo de lo que hice hace dos años, cuando siendo presidente del jurado en un concurso organizado por Katherine Núñez, se quiso variar el resultado de las votaciones.
Amenacé con denunciar la trama frente a todos los presentes, y tuvieron que dejar la votación como estaba.
En Bonao también me tuvieron de frente cuando de igual manera se quería imponer a una candidata como la reina del Carnaval, y ya el jurado había determinado otra cosa.
Siempre he creido que si todo el mundo asumiera con responsabilidad su rol de juez, aunque sea en un concurso de belleza, este país de seguro que marcharía mejor.

1 comentario:

  1. Diañe, otro ejemplo mas de lo que digo, insisto y persisto.

    Desde su posición, cualquiera que sea, todos debemos manejarnos con rectitud y verticalidad.

    De hacerlos todos así, este país sería ya otra cosa.

    Pero mientras prime el amiguismo, el poder del dinero para conseguirlo todo, sencillamente este país seguirá jodido.

    Alpha

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