sábado, 31 de marzo de 2012


¡Por fin alguien lo dijo!
Por Orlando Holguín
PINKY PINTOR
¡Por fin!, alguien que está dentro de la barriga del pulpo habló. Le tocó al amigo Pinky Pintor, quien manifestó que “El cine local carece de buenos guiones”. Este servidor, un inculto en materia de cine, le agregaría que quizás ni se hayan escrito guiones aceptables. Son apreciables y oportunas las declaraciones de uno que está inmerso en la industria y que dirigió una de las películas más taquilleras y de mayor aceptación de las que se han realizado en los últimos diez años.
En sus declaraciones, Pinky habla de buenas historias, y es que un guión debe narrar una buena historia, coherente, con algo de profundidad, que sea creíble, que atrape al espectador, y es ahí donde no hemos tenido la suerte de que muchos directores logren combinar de manera adecuada estos elementos. 


MARTIN SCORSESE
La mayoría de las películas que se han hecho en el país son comedias, para muchos el género más difícil de la pantalla grande, pero, a nuestro entender, las historias que plantean las producciones locales, las cuales catalogamos como buenos intentos, son simples, sin profundidad y con el único objetivo de arrancar risas a los del patio, y claro está, retornar la inversión. En otros géneros (drama sobre todo) también ha habido buenas intenciones.
Nuestra aún rústica industria cinematográfica, no puede desarrollarse en  base a las improvisaciones que se aprecian en algunos y a veces en todos los órdenes: guión, buenas historias, actuación, dirección, fotografía. Es necesario poseer cocimientos y capacidad para hilvanar todos esos aspectos. Un buen director no basta, sino se dispone de un  guión bueno. Un buen guión no es suficiente, sino se cuenta con un  director capacitado. 


ARCHIE LOPEZ
Un guión aceptable, un buen director y un buen encargado de fotografía no logran mucho con un grupo de actores improvisados, compuesto (el grupo) por comunicadores y de gente famosa de la farándula, cuya fama para nada garantiza que sean ni siquiera medianamente regulares en la actuación.
En Hollywood, aunque se debe guardar la distancia, sí que están claros: De un buen guión se hace una mala película, pero de un guión mediocre nadie ha realizado la proeza de llevar a la pantalla un buen film. Cuando una estrella de cine se decide por aceptar la propuesta de un director x, lo primero que manifiesta es: “me gustó al guión”. Lo acaba de decir Julia Roberts, quien interpreta a la malvada reina en una versión moderna de Blanca Nieves, titulada “Mirror Mirror”, dirigida por el hindú Tarsem Singh.
Otro error de algunos de los realizadores de cine del patio, a nuestra consideración, radica en que quieren hacerlo todo. Tratan de convertirse en una especie de Orson Wells, que escribió (guión compartido), dirigió, produjo y actuó en una de las obras maestra del cine: “Ciudadano Kane”. Lamentablemente, los Orson Wells, los Ingmar Bergman, los Alfred Hitchcock y los Fellini, no andan por ahí al doblar de la esquina. 


ALFONSO RODRIGUEZ
Aquí algunos pretenden escribir, dirigir, producir, actuar y hasta vender la película. Sencillo: la parte comercial está por encima de lo que en verdad se llama Séptimo Arte. Mientras tanto, vemos como grandes directores (Spielberg, Cameron, Tim Burton, Coppola, Scorsese, Ron Howard, Eastwood, de Palma, por mencionar algunos), respetan la diferencia de lo que es ser director y ser guionista. 


No obstante algunos interfieran con el guión, haciendo aportes, recomendaciones y observaciones, estos grandes directores confían su éxito a los buenos escritores de la industria. Ninguno toma en sus manos un disparate con la idea de convertirlo en un éxito taquillero.
Cabe destacar que el problema del libreto en este país no sólo está en el cine. En este sentido, escribimos un artículo para Merengala titulado algo así como “¿Y el libretista, dónde está?”. En el mismo destacábamos que muy pocos productores de televisión ubican, sitúan o piensan en el libretista en cualquier tipo de producción de televisión, salvo dos o tres profesionales.
Pero volviendo al cine, ya las cosas deben tomar otro rumbo y las declaraciones de Pinky contribuyen a ello, pues en sus puntualizaciones hay incluso algo de autocrítica. Ah, y que conste, esto de concebir un buen guión no es sencillamente cuestión de escribir. Si crear un buen guión de cine fuera fácil, no sería una de las partes que se estudian dentro de las diferentes herramientas (dirección, fotografía, edición, guión, actuación) que conforman el arte que iniciaron los hermanos Lumiere. 


Escribir no es una “pendejada” que lo domina cualquier gallo loco. La narrativa cinematográfica es compleja y tiene sus técnicas. Pero bien, por fin alguien lo dijo, y nosotros lo vamos a repetir con otras palabras: No hay buen cine si no hay buenos guiones.

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