Joseph Cáceres

Llegando a la guardia sin hacer centro

¿Entonces quiere decir que  sacaron "en bolehumo" a la joven Julieta Arias, quien entró a sustituir a Jenny Blanco en el programa "De Extremo a Extremo"?.
Papá Gómez Díaz le dio el chance a la ocoeña de que entrara  a participar en rol estelar en el programa como presentadora, pero la chica no dio pie con bola.
Recibió una avalancha de críticas debido a su débil desempeño, y no hubo más remedio que sacarla del programa y mandarla a otro.
La asignaron al programa semanal Música Digital, y en su lugar va otra presentadora a "De Extremo a Extremo".
El problema está que fungir de animadora o presentadora en un programa musical no es fácil. Mucho menos cuando no se tiene experiencia.
Jenny Blanco, por ejemplo, llegó a Digital 15 de  Telemicro con una experiencia  ya adquirida, realizando el trabajo de presentadora en programas como Merengala, y recibimiento orientación de cómo hacer las cosas.
Aprendió recursos de animación, el uso de las denominadas palabras claves que constituyen el centro de una exposición.
Le enseñamos a cómo modular, los cambios de inflexiones,   la articulación progresiva de las palabras,  en cuales y en qué momento de la emisión poner énfasis en lo que dice, la velocidad y como mantener el ritmo, así como el "timing" para decir lo necesario y preciso, sin rebuscamientos ni artificios.
On sea, no es un asunto  a lo loco, eso tiene su técnica, que es  necesario dominar para no dejar caer el parlamento, como se dice en teatro.
Y el que sabe de emisión y técnicas del lenguaje vocal, conoce bien lo que estamos diciendo.
Cuando trabajamos a Jenny Blanco, a Janobi Suberví, a Violeta Ramirez, Rocío Estévez, Linette del Rosario y hasta a la misma Nikauly de la Mota lo hacíamos  bajo un libreto, que debían estudiar y practicar con lo que tenían que decir al presentar las orquestas y los artistas.
Luego, cuando ya dominaban la técnica, y hablaban con seguridad, de manera fluida y con estilo, le quitábamos el libreto y la dejábamos que improvisaran  lo que les permitía hacer acopio de su inventiva y talento.
Por ello todas las muchachas que pasaron por Merengala se destacaron todas, porque fue una escuela, donde creíamos en el nuevo talento, pero bien formado. No nos bastaba con que fueran bonitas y tuvieran cuerpos "guapachosos", sino que tenían que aprender.
A todas les decía que tenían que hacer las cosas bien, porque por mi condición de crítico tenía que predicar con el ejemplo.
Que no iba a tener moral para criticar a otros, cuando en mi programa estaba exponiendo un producto que no valía la pena.
Esa era la espada de Damocles que ponía en la cabeza de las muchachas, y todas se comportaron a la altura de las exigencias.
El problema de hoy día es que  muchas de ellas quieren "llegar a la guardia sin pasar centro", como dicen, como también acontece que poca gente dedica de su tiempo y experiencia a formar y a orientar al nuevo talento.