El secreto está en la...

Actualización permanente

Hace poco participé en un conversatorio con estudiantes universitarios de comunicación, interesados en orientar su vocación por el área del entretenimiento.
Nos preguntaba la hermosa estudiante  de término Florangel Espaillat cuál era la fórmula para alcanzar la capacidad de crear opinión pública, el más apreciado bien que cualquier comunicador desea alcanzar. Que sus opiniones se conviertan en "vox populi"
Le explicaba que la credibilidad es una condición esencial.
Pero unido a ello, a pies juntillas, la formación, que se procura y se obtiene con una preocupación permanente por el conocimiento y dominio de los diversos temas que posibilitan una cosmovisión del mundo del espectáculo y los fenómenos que intervienen en el quehacer artístico.

Es sorprendente la cantidad de estudiantes que  nos procuran para consultas, consejos y orientaciones que con mucho gusto siempre ofrecemos. La preocupación de muchos de ellos es cómo trascender y qué se necesita hacer para lograr vigencia y notoriedad en el medio en base a trabajo, y siempre insistimos en la formación.

En nuestro caso particular una ventaja ha sido el  que venimos del teatro, el arte más completo de todos los que entran en la categoría de bellas artes, pues acoge a todos los demás.

Siempre he considerado que un buen periodista de arte debe procurar conocimientos  de música, aunque sean elementales, como también de danza, de teatro, cine, porque es muy triste que usted escriba o hable de algo, y aparezca alguien que le enmiende la plana.

Asi nunca se logrará la capacidad de crear opinión pública, porque se pierde credibilidad en el medio.

Claro, siempre y cuando se procure trascender en la carrera y no quedar solo en la dicharachería, los chismes y la chercha, que si bien entretenienen como parte del show y del circo, no menos cierto es que son productos de consumo al final de cuenta desechables. Se consumen y se excretan...

Es lo que hace que muchos periodistas se queden en la pirámide invertida del ¿quién?, ¡qué?, ¡donde?, ¡cuando?,¿cómo?, ¿por qué?, o que se limiten a reseñas del "dijo", "agregó", "manifestó y "refirió".

Pues bien, no ahora sino desde siempre, hemos procurado mantener una actualización permanente en base al conocimiento, aunque ello conlleve  el tener que seguir estudiando.

Ya les hemos contado de los cursos de producción de televisión, cine, final cut, diseño gráfico, realizados en la Escuela de Diseño de Altos de Chavón, donde hemos coincidido con Huchi Lora y su hija Diana, Patricia Cabrera, Grecia Coronado,  compartiendo con la muchachada estudiantil  en las villas del pueblo medioeval de Altos de Chavón.

Junto a ello, los diplomados, talleres y cursos que muchos desdeñan creyendo que ya lo saben todo, y que se rebajan si los ven en las escuelas tratando de seguir aprendiendo.

No reparan en el hecho de que actualizando sus conocimientos pueden discernir con propiedad sobre cualquier tópico, aunque ello conlleve un gran esfuerzo y sacrificio.

Nunca es tarde, y ese afán y laborantismo deja sus frutos.

Lo que soy hoy  no se lo debo al pasado, como muchos creen.
Tiene que ver  mucho con el presente.

A simple vista se puede observar que mucha gente de nuestra generación, parecen haber quedado en las viejas maquinillas Olivetti o Underwood con las que aprendieron a escribir en los cursos de mecanografía y taquigrafía